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Titular de la FIMPES: Las instituciones con fines de lucro, bajo la lupa
Marion Lloyd
Campus Milenio No. 669, pp. 12-13 [2016-08-18]
 

Las instituciones de educación superior (IES) con fines de lucro atienden a un mercado cada vez más grande en México. Uno de los gigantes del sector for profit, Laureate Inc., con sede en Baltimore, Estados Unidos, opera tres universidades en el país: la Universidad del Valle de México (UVM), la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) y la Universidad del Desarrollo Profesional (UNIDEP). Juntas atienden a más de 135 mil estudiantes mexicanos a nivel superior, y hay muchas más empresas que operan IES más pequeñas.

Sin embargo, mientras en otros países, como Chile o Estados Unidos, existe un fuerte debate en torno a las estrategias empresariales de estas instituciones—que en algunos casos incluyen proveer cifras falsas de tasas de empleo y otras para atraer estudiantes—en México hay un fuerte desconocimiento hacia el sector. Inclusive, se reporta información encontrada sobre el estatus legal de las instituciones con fines de lucro en el país.

Por ello, acudimos a la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES) para preguntar sobre el tema de las IES con fines de lucro en México. La siguiente es una versión abreviada de la entrevista que sostuvimos con el Ing. Rodrigo Guerra Botello, Secretario General de la FIMPES y ex rector de la Universidad Regiomontana de Monterrey.

¿Qué existe en México como legislación para las IES con fines de lucro?

Para México, el artículo 3º de la Constitución les da libertad a los particulares de enseñar o impartir educación en todos los niveles, y como ley secundaria, está la Ley General de Educación. Ésta sufrió modificaciones con respecto a la educación básica, pero respecto a la educación superior está extremadamente antigua y no trae muchas referencias ni requerimientos. Dice que para que los particulares den educación, las autoridades educativas tienen que expedir el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE).

Después, en los tiempos del presidente López Portillo, se expidió la Ley de Coordinación de la Educación Superior [de 1978]. Y luego en el año 2000, escribieron el Acuerdo Secretarial 279, para manejar la operación o los procesos operativos de la educación particular… Bien, en todas las leyes que acabo de mencionar, no hay ninguna diferenciación en las instituciones educativas. Lo que dicen para las universidades todas particulares, es que tienes que tener instalaciones adecuadas, un plan de estudios, y una plantilla de maestros, y se acabó. No habla de calidad, no habla de pertinencia, no habla de vinculación, no habla de empleo, no habla de transparencia, no habla de rendición de cuentas, nada. Así que ante las autoridades, las universidades que tengan excedentes financieras, y aquellas que no los tengan, son exactamente iguales. No hay diferencia.

Que por lo demás, habría que reflexionar si, porque hay una cosa que las leyes tienen que ser de aplicación general. Entonces no sé si Ud. diga, esta ley se aplica para aquellas que tengan excedentes y aquellas que no tengan. No sé si eso es constitucional.

En Estados Unidos la ley sí distingue entre los dos tipos de instituciones.

Lo que nosotros conocemos en Estados Unidos, es que las universidades allá confiesan abiertamente ser con fines de lucro. Están reconocidas, están identificadas, no pasa nada, y en México parece ser otra cosa. Y parte de la paradoja es que en México, por razones históricas, si Ud. tiene excedentes financieros (uso esa palabra porque la palabra utilidades o lucro puede salir de contexto). Si Ud. tiene excedentes financieras no es bien vista, sobre todo por la gente ortodoxa del mundo de la educación del pasado y los políticos, etc.

Pero eso que puedo decir para la educación no sucede en la salud, no sucede en la alimentación, no sucede en la vivienda, no sucede en el vestido, que son necesidades tan básicas como la educación para un ser humano. Allí nadie señala a los que hacen utilidades. En la educación sí. Apunto eso como algo que llama la atención. Hay tradiciones, ideologías atrás de muchos años.

Los procesos de acreditación de calidad en las universidades norteamericanas tienen algunos pequeños ajustes cuando la universidad o instituciones tienen fines de lucro. Van y vigilan que los interesados o los stockholders no interfieran con los procesos de calidad educativos, pero fuera de eso, siguen recibiendo los mismos tratos. Por ejemplo, las universidades públicas, privadas, con fines y sin fines de lucro, reciben la misma acreditación, y sus alumnos, si están acreditados, reciben los mismos apoyos financieros del gobierno.

Bueno, ahora eso está cambiando.

Bueno, no sé cuando termina el mandato Obama, qué va a quedar. Ahora quieren que las acreditadoras vean más adentro de las universidades por algunos problemas que había de colapsos financieros de algunas instituciones que están acreditadas. Pero aquí en México no hay diferencia. Pero la parte fiscal es otra cosa.

En la parte fiscal ¿qué ocurre?

El artículo 79 de la Ley de Impuestos sobre la Renta dice que aquellas instituciones educativas que tengan calidad de donatarias no pagarán impuestos sobre la renta. Entonces la ley no dice si ganas o no ganas, dice si eres donataria o no eres donataria. ¿Qué quiere decir donataria?… Quiere decir que tú puedes recibir donativos y dar recibos de deducibilidad fiscal para el donante. Para que la Secretaría de Hacienda te autorice ser donataria, teóricamente ellos vigilan, revisan que tú no hagas utilidades. Entonces es una diferenciación indirecta, pero finalmente diferenciación.

¿Esa es la distinción entre ser Asociación Civil o Sociedad Civil?

Esa es otra distinción. Hay universidades que son A.C.s pero no son donatarias, porque tú tienes que solicitar tu categoría de donataria y tienes que recibir donativos y tienes que dar recibos. Es como una especie de promoción o un incentivo para que tú juntes recursos de donantes o donativos, pero hay universidades que han preferido por razones internas ser A.C.s pero no son donatarias.

… Y hay algunas otras consideraciones. En la Reforma Fiscal de 2014, las universidades que eran no donatarias no podrían deducir 100 por ciento de sus prestaciones sociales como gasto. De facto, en esas circunstancias las universidades pagan más impuestos que las empresas, lo cual es ridículo, pero así es. ¿Por qué pagan más? Por dos razones. Porque tienen la obligación de pagar 5 por ciento de becas, cosa que no existe en las empresas.

Entonces, ¿lo que cambió en 2014 fue que ya no se podría deducir 100 por ciento de sus gastos?

En 2014 cambió eso, y toda la educación privada antes de 2014 no pagaba impuestos sobre la renta. A partir de 2014, las no donatarias empezaron a pagar impuestos sobre la renta. Y luego, otras cosas, como que nos obligaban a hacer una controlaría electrónica. Es decir, la reforma fiscal trató a las universidades y las escuelas privadas como empresas, no siendo una empresa… Lo que nosotros estamos pidiendo es: ponle impuestos sobre la renta si te lo llevas para tu casa, pero si lo dejas en las universidades, si lo dejas para invertirle, no le cobras. Es una pelea que no hemos podido ganar.

He leído en la literatura que no son legales las instituciones educativas con fines de lucro en México.

No, aquí en México no hay tal cosa. En Chile, eso es muy claro y es todo un tema político. Aquí en México no hay distinción.

¿Cuántas de las instituciones privadas, o miembros de FIMPES, son con fines de lucro?

Si tú lees la estadística, dicen que son 2 mil [instituciones] particulares. De estas, hay como unas 750 que son de papel, no existen. Alguien las aprobó y ni siquiera son operativas. Alguna autoridad las aprobó. De las que sí son operativas, el 50 por ciento tienen categoría no donataria y el 50 por ciento donataria, más o menos. Pero cuando hablas de la matrícula, nuestra estadística es como el 54 por ciento de la matrícula estudia en universidades que no son donatarias.

¿Hace falta que hubiera una distinción entre estas instituciones (en términos reglamentarias o legales)?

Yo creo que en la parte fiscal, la distinción debe ser más profunda, pero no tanto distinguir las instituciones sino distinguir las acciones. Si una universidad for profit invierte y sigue invirtiendo, México necesita tanto eso que no debería haber impuestos para esa parte.

La gente, sobre todo los políticos y los ortodoxos y los ideólogos… no comprenden el papel que tienen las instituciones de educación superior que tienen excedentes. Tienen un papel económico-social, de cobertura. Y bueno, ¿Ud. se imagina con el problema que tiene el Seguro Social, que no existiera el Hospital Ángeles? Tendríamos un problema muy serio. En todos lados, la actividad particular complementa la pública.

¿Por qué no le gusta el término "con fines de lucro"?

Yo trabajé muchos años en las empresas, y el concepto de lucro ideológicamente se hace al costo del consumidor. Eso es la forma cruda de ponerlo de los ideólogos. Tú haces dinero porque se lo quitaste al consumidor. Nadie dice que a cambio de un servicio que le diste. Lo que sí debería haber, no solo para las públicas y privadas, es una vigilancia más estricta sobre la actuación de las universidades. Pero de nueva cuenta, habría que pedir lo mismo a las universidades públicas y privadas que tiene excedentes financieros que a las que no las tienen. Esa es la distinción que se requiere. Necesitamos toda la inversión, haga utilidades o no haga utilidades, pero que tenga calidad, que tenga pertinencia, que se responsabilice de los resultados del desarrollo de sus egresados, y que le rinda con transparencia a los papás, si eres particular, y a los contribuyentes si eres pública.

Si tenemos 8 millones de jóvenes en la edad universitaria que no van a la universidad, ¿con qué criterio podemos quitar a una universidad porque tenga excedentes financieros? Ocho millones de chicos desocupados. No hace sentido. Lo que sí tiene sentido es que hay que exigirles calidad y que cumplan sus compromisos, y si son faltas de ética, hay que castigarlas, y eventualmente retirarles la autorización y todo lo demás, por supuesto.

Es curioso que en Chile se ha dado este debate, y hasta son ilegales las universidades con fines de lucro, y en México ni se discute. ¿Por qué, si hay un discurso en México de la importancia de lo público, que viene desde la Revolución?

Yo creo que la diferencia está en que allí hubo un gobierno que llevó Pinochet e implantó el sistema, y ahora existe un péndulo político… Ideológicamente sienten que es deshacer una herencia del gobierno de Pinochet. Yo creo que México —en el campo educativo, aunque todavía tiene mucho por ajustar— está menos ideologizado. Acaso lo que tenemos es mucha influencia de Estados Unidos.

Cuando uno revisa los presupuestos, el gobierno mexicano ha hecho esfuerzos notables en la educación. Pero a pesar de lo que gasta en educación pública, todavía tenemos 8 millones de chicos de la edad de la universidad que no van a la universidad. Y todos los años hay un millón 250 mil muchachos que se salen de la métrica porque cumplen 23 años. Entonces el problema es más grave de 8 millones de chicos… nosotros calculamos que ya como 10 millones de jóvenes que no van o no fueron a la universidad, y eso es todo un peligro social.

No nos podemos dar el lujo de quitar a los Laureates. Podemos exigir, y debemos exigirles a todas las instituciones sin distinción que cumplen su obligación de dar un servicio educativo de calidad.

Hablando de rendir cuentas, en Estados Unidos, gran parte de la preocupación acerca de las universidades con fines de lucro es esta cuestión. Ha habido muchas investigaciones en donde han encontrado que no solamente no rinden cuentas estas instituciones, sino que hay fraudes. En México, ¿existen esos controles?

La gran diferencia con algunos países europeos es que la educación particular en México no tiene un financiamiento. Hay una excepción... Era cuando el presidente Zedillo estaba entrando, y el secretario de hacienda era Francisco Gil, y se consiguió un préstamo de 500 millones de dólares del Banco Mundial con garantía de Banobras para que la educación particular le diera préstamos a los estudiantes particulares, y se colocaron cerca de 30 mil créditos.

Eso fue el SOFES, Sociedad de Fomento a la Educación Superior S.A. de C.V... Usamos la mitad, pero luego Zedillo perdió la mayoría en el congreso, y Paco Gil ya no quiso ir a pedir los otros 250 millones. Entonces, tuvimos algunos problemas con algunas universidades que, como en Estados Unidos, falsearon registros para pedir un préstamo, pero 29 mil créditos, casi todos se recuperaron. Lo tiene documentado el Banco Mundial como un success story. Ha habido algunos esfuerzos de Santander, pero yo diría si hay 5, 6 mil créditos vigentes en la educación privada son muchos.

¿En todo el país?

En todo el país, de particulares. Bueno, entonces, si no tenemos el incentivo de financiamiento, ¿qué se requiere? Nosotros lo que decimos es que debería el gobierno conectar la calidad educativa acreditada … con el tratamiento fiscal. Quiere decir eso que las universidades que tuvieran una calidad acreditada, y de nueva cuenta insisto, no acreditada por cualquier instancia, sino por aquellas que la Secretaría de Educación Pública valide y autorice, debería de recibir por ejemplo mayores deducibilidades. Lo que necesitamos es una Ley de Educación Superior que nos oblige a las universidades a rendir cuentas.

Pero regresando al punto este, necesitamos incentivos para que las instituciones adopten la calidad. La Secretaría de Educación Pública no tiene recursos necesarios para vigilar 2 mil universidades. … Si Ud. es una universidad de 4 mil estudiantes en León, Guanajuato, o en Irapuato, no hay quien le vigile. Si está cumpliendo, es porque el rector y su gente es gente ética. Pero si no lo fueron tanto, no hay un mecanismo de vigilancia. Y como no hay un incentivo, se va al limbo, hay un limbo. Ni castigan a los malos, ni premian a los buenos. Ese limbo es muy negativo para el país. Debería haber vigilancia y debería haber incentivos a la calidad.


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