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La gestión de Narro y la sucesión en la UNAM
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm. 626, pp. 8-9 [2015-09-02]
 

En unas cuantas semanas más terminará la gestión del Dr. José Narro Robles al frente de la UNAM. El fin de su mandato al frente de la Universidad Nacional se da en un contexto institucional estable: será el segundo rector en lo que va de este siglo en completar su segundo periodo. Esto sucede en medio de un panorama nacional socialmente difícil e incierto, en el que son muy pocas las instituciones que no han sido cuestionadas y la UNAM es una de las que cuentan con mayor credibilidad. Sin duda alguna, los logros alcanzados durante la administración del Dr. Narro son muy notables. La institución creció significativamente en el número de alumnos y en infraestructura. En el primer caso, la matrícula universitaria aumentó en 46 mil estudiantes durante el periodo 2007-2015 para llegar a un total de 345 mil alumnos; en el segundo, se contruyeron casi medio millón de metros cuadrados de nuevas instalaciones, entre las que destacan las Escuelas Nacionales de Estudios Superiores de León y Morelia, así como la construcción y remodelación de múltiples espacios para la docencia, la investigación, la cultura y las artes. El número de carreras aumentó en el periodo en 27 para llegar a 115, cubriendo todas las ramas del conocimiento y su oferta cultural siguió siendo la más amplia entre el conjunto de instituciones educativas del país. Se incrementó también el número de sus académicos en el Sistema Nacional de Investigadores, al igual que la cantidad de estudiantes becados (más de la mitad del total). Las actividades de extensión y de servicio social se extendieron a muchas localidades del país. Se consolidó su presencia en la totalidad de las entidades federativas y en varias sedes situadas en países de Norteamérica, Europa y Asia. Innumerable sería también la cantidad de reconocimientos recibidos por su personal académico y algunos de sus estudiantes. También la institución elaboró diversas propuestas sobre temas clave de la política nacional en materia energética, educativa, científica, tecnológica y de innovación, e incluso en lo referente al modelo económico del país.

Cabe destacar que en un grado muy considerable los logros anteriores fueron posibles gracias a que la institución contó con un importante apoyo financiero, otorgado principalmente por el gobierno federal y en menor medida por los recursos propios. Así, en el periodo 2007-2015 el subsidio presupuestal se incrementó en un 90 por ciento, una cifra histórica. En este año el subsidio es superior a los 37 mil millones de pesos, y el aprobado para 2016 lo supera en 1.3 por ciento en términos reales para alcanzar un aproximado de 39 mil 350 millones de pesos. Aunque no hay que regatear el reconocimiento a la habilidad negociadora del rector Narro para gestionar, primero con los legisladores y luego con las autoridades hacendarias, los montos financieros requeridos para cumplir con las actividades y funciones universitarias, también constituyen una muestra de la importancia que el gobierno federal le da al otorgamiento de recursos económicos con suficiencia y puntualidad para el adecuado desarrollo de las funciones universitarias. Ello es más notorio ante las dificultades que ha enfrentado la economía nacional en los últimos años. No está por demás recordar también que la UNAM se ha esforzado siempre por cumplir en tiempo y forma con la rendición de cuentas establecida por la normatividad que se aplica a todas las instancias a las que la Federación otorga recursos públicos.

Aunque los logros alcanzados en estos ocho años del Dr. Narro al frente de la Universidad Nacional son indiscutibles, también hay asignaturas que han quedado pendientes. En su discurso de despedida efectuado el 22 de septiembre en el Centro Cultural Universitario, subrayó que durante su gestión evitó impulsar acciones sin consenso, “ninguna medida que pudiera alterar la armonía y la tranquilidad que han caracterizado esta etapa”. Por esto, reconoció que no siempre se pueden alcanzar todos los propósitos que se fija una administración, sobre todo en una comunidad “tan rica, crítica, activa y participante como la de la UNAM”. Entre las iniciativas que no pudieron culminar se pueden señalar la actualización a los planes de estudio del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), las cuales encontraron férrea resistencia de grupos estudiantiles radicalizados y de algunos profesores, principalmente en el CCH. Asimismo, el intento por transformar el Estatuto del Personal Académico (EPA) se tuvo que abandonar después del estancamiento en los trabajos de las comisiones creadas para tal fin. Se invirtieron muchísimas horas en innumerables reuniones que fueron incapaces de alcanzar consenso para proponer un nuevo estatuto. Otro problema que se remonta a las postrimerías del conflicto estudiantil de 1999, es el de la ocupación por grupos anarquistas del Auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras, el Che Guevara o Justo Sierra. Los incontables llamados de la comunidad de esa facultad para que se desocupe el auditorio han sido totalmente infructuosos y ocasionalmente han ocurrido episodios de violencia entre grupos que se disputan la ocupación. Da la impresión de que se trata de una especie de “territorio liberado”, pues hasta el momento, como reza la expresión popular, no ha habido “poder humano” que permita recuperar pacíficamente el inmueble señalado. Tal parece que junto a la prudencia de las autoridades y la comunidad coexisten poderosos intereses políticos y económicos que explican que hasta ahora el problema no haya tenido solución. Así las cosas, son muchos más los logros que los pendientes y la gestión del rector José Narro ha favorecido una importante consolidación de la institución en sus funciones sustantivas.

Presentarán planes

Por otro lado, la Junta de Gobierno (JG) ha dado el banderazo de salida para la sucesión rectoral mediante la expedición de la convocatoria para elegir a quien encabezará la UNAM a partir del 17 de noviembre. En su comunicado del jueves 24 de septiembre, la JG ha expresado su voluntad de realizar una amplia consulta entre la comunidad universitaria, señalando que recibirá las propuestas para rector por diferentes vías, y en una fecha determinada seleccionará de todas ellas a quienes considere cumplen mejor con los requisitos que señala la legislación universitaria. Lo novedoso en esta ocasión es que se pondrá a la disposición de quienes integren la lista final, la radio y la televisión universitarias a fin de que den a conocer sus planes y programas de trabajo para dirigir a la institución. Esta medida parece responder al reclamo que semanas atrás hiciéramos un grupo de universitarios a la JG para que, dentro del espíritu de la transparencia y la rendición de cuentas, hiciera públicas no solo las comparecencias de los aspirantes a la rectoría, sino también sus deliberaciones para tomar la decisión final. Si bien no se satisface plenamente la petición de los académicos arriba mencionada, constituye un avance en el conocimiento de los planes y proyectos de quienes pretenden dirigir la institución en los siguientes cuatro años.

Al momento de escribir estas líneas varios académicos han manifestado públicamente su deseo de ocupar la oficina del sexto piso de la Torre de Rectoría. Entre ellos hay dos académicas, directoras de importantes facultades (Ciencias y Derecho), varios directores de otras facultades y algunos funcionarios y ex funcionarios del equipo del Dr. Narro. No está por demás subrayar la responsabilidad que tiene la JG de designar a una persona, hombre o mujer, que tenga las capacidades académicas, administrativas y la sensibilidad y pericia políticas para dirigir a la Universidad Nacional en un momento tan difícil como el que atraviesa la sociedad mexicana. Quien sea designado o designada deberá contar con un alto grado de legitimidad para continuar y consolidar los logros de la institución y también resolver los problemas que la administración del Dr. Narro dejó pendientes de resolver. Además, habrá que decidir, por ejemplo, si la matrícula de la institución puede seguir creciendo pues no sería adecuado seguir aumentándola a costa del deterioro del nivel académico, dado que no tiene sentido incrementar el número de estudiantes manteniendo el mismo número de profesores y sin mejorar la infraestructura docente y de investigación. Asimismo, el tema presupuestal seguirá siendo motivo de tensión ante las dificultades que la economía del país ha enfrentado en los años recientes y cuyo panorama no parece ser promisorio. Es de esperar, entonces, que la decisión de la JG esté a la altura de las necesidades y aspiraciones de la comunidad universitaria y del país en general.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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