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Prioridades políticas para conducir la universidad
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 606 [2015-05-07]
 

Asistimos al término de la separación de la universidad con el mundo que la rodea. De aquí en adelante las vinculaciones entre el medio social y la institución se espera que sean más estrechas. Con tantas cosas que pasan en la sociedad, alrededor nuestro, es fundamental que la universidad tome plena conciencia de su ser histórico y se valorice. Que formule un proyecto creativo, que mueva de raíz lo que no está funcionando en la institución, que permita recobrar fuerza para hacer la crítica social, frenar los excesos del mercado y colaborar de cerca para estimular el desarrollo social.

Para acompañar el desenlace, los investigadores tendremos que construir un nuevo arsenal teórico sobre la universidad, por dos razones: darle especificidad al contenido y a la forma de la universidad en los países periféricos al capitalismo central y; resignificar política y sociológicamente a tan importante institución, teniendo en cuenta los desafíos éticos y académicos para mantener su identidad como centro de estudio y conocimiento.

Mi postura intelectual ubica a la universidad como una institución cada vez más compleja por el aumento de los propósitos que tiene que cumplir. Además, la entiendo como productora de sociedad vía el conocimiento.

Inicialmente, la globalización, las universidades globales, y las de investigación a nivel mundial, han afectado el devenir de nuestras casas de estudios a partir del surgimiento de un mercado académico mundial de profesores, investigadores, estudiantes y conocimientos. Los ranking han establecido jerarquías universitarias a nivel mundial, con sus propios criterios, los cuales no necesariamente sirven como base de líneas políticas a seguir. Tendremos que participar en ellos de la mejor manera posible y construir los propios.

En el caso de México, las universidades públicas tienen que establecer liderazgos en determinados campos disciplinarios para competir, incluso más allá del cruce de fronteras. Adquirir un perfil propio, porque a las universidades de nuestro vecino del norte se les usa como modelos a seguir. Frente a esta realidad, tenemos que adoptar y defender el modelo latinoamericano, que tiene grandes ventajas para operar en la cultura regional.

Delanty (2001) es uno de los autores que ha elaborado una de las teorías sociológicas más comprehensivas de la universidad; la ve como el sitio donde se relacionan el conocimiento, la cultura y la sociedad. Él y otros (Barnett, p.e.(2002)) han gestado una visión de la universidad entendida como el lugar donde se interconectan flujos de conocimiento elaborados aquí, allá y acullá.

La producción de conocimiento interno es vital para poder ingresar a los flujos internacionales de la ciencia, beneficiarnos de ellos y gestar nuevo conocimiento aplicable local y nacionalmente. Desarrollar a las universidades públicas estatales como universidades de investigación es parte de la estrategia de desarrollo y de participación en lo global.

Las universidades necesitarán iluminar las problemáticas globales desde lo local y al mismo tiempo adquirir una visión cosmopolita que les permita ver el mundo y sus prioridades científicas y culturales para adecuarlas al país. Habrán de participar en redes institucionales. El juego ya no es de instituciones individuales sino de redes, nacionales y extranjeras.

Otra idea teórica de gran aceptación es que la universidad funcione como agencia, que lleve a cabo proyectos de investigación vinculados a las necesidades de su entorno. Le corresponde incrementar su capacidad de convocatoria a los actores que estimulan el desarrollo y ejecutar con ellos proyectos académicos que sean de su interés. A la universidad le toca reorganizarse para asumir un papel protagónico en el proceso de desarrollo, siendo percibida como tal y ganando reconocimiento por ello. Al mismo tiempo tendrá que abordar el análisis de los grandes problemas nacionales.

La universidad es y será formadora de cuadros científicos. Tendrá que innovar la pedagogía, introducir el uso de las nuevas tecnologías en clase y luchar para que sea evaluada por la preparación de sus jóvenes estudiantes para vivir en democracia. El acceso a la mejor educación posible es un asunto de urgencia para que el país no quede rezagado.

La universidad requiere convertirse en una institución reflexiva, donde prive la razón y la razonabilidad, la crítica de sus tareas, procesos y productos, para estar en un cambio de constante superación. O sea, tener responsabilidad social, ser gobernable y conseguir estabilidad como lo requiere la tarea académica disciplinada.

La universidad de estos tiempos será una institución de cultura, que entrega capital cultural a sus estudiantes. Dirigida por un gobierno universitario al servicio de la academia, sin privilegios de sus burocracias, flexible en su organización y tramitación, que represente con legitimidad y dignidad a la comunidad universitaria.

Finalmente, es necesario realizar análisis empíricos de la universidad en México, con nuevos enfoques, instaurar un sistema nacional de información accesible, todo lo cual me parece políticamente prioritario.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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