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Educación superior: ¿Y qué sigue?
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 587 [2014-12-04]
 

En las ciencias sociales se considera que el estudio del desarrollo de una nación es un asunto cuya problemática tiene que ser analizada con un enfoque multi o interdisiciplinario. Cuando se quiere entender o explicar lo que ha pasado en un país hay que analizar lo económico, pero también lo político, lo social y lo cultural con una perspectiva histórica. Se trata de establecer las conexiones que unen a todos estos ángulos de la realidad y resaltar cuestiones que resultan relevantes, teórica o empíricamente, para ofrecer opciones de solución adecuadas a los problemas actuales.

En esta tesitura, revisé un libro, “Why nations fail?”, una de cuyas tesis principales es que la selección, construcción y manejo de las instituciones es central para entender las razones por las que una sociedad fracasa. Las instituciones económicas que se ha dado la sociedad son las que estimulan o no el crecimiento. Estas instituciones conviven con otras que sirven para proteger a la sociedad y para organizarla. Por lo común, el conjunto es estructurado por las elites dominantes. Y los fracasos ocurren cuando los recursos de las instituciones económicas son apropiados por las elites y los usan para crear instituciones políticas que consoliden su poder, dejando de lado lo social.

Los autores (Acemoglu y Robinson) encuentran que hay un grupo de países que tienen grandes diferencias en sus territorios, historias y culturas, pero que comparten instituciones diseñadas por sus elites para enriquecerse y perpetuarse en el poder. En estos países es donde ha surgido con más fuerza el descontento radicado en la pobreza de las grandes mayorías, Estados que tuvieron fuertes sacudidas, como en la “Primavera Árabe”, por la concentración de la riqueza y el poder.

Este libro contiene una investigación minuciosa de cerca de quince años (los hubieran reprobado en las dictaminadoras del país por improductivos). Y sus páginas me llevaron a un libro, que leí tiempo atrás, en el cual se explicaba el “milagro mexicano” por las instituciones creadas. Instituciones que en el tiempo se han agotado y desestructurado por la forma como fueron manejadas desde el poder. En su libro Hansen apunta, desde las primeras páginas, que la corrupción está relacionada con la vida política nacional y que en nuestro caso puede considerarse más como una norma que una desviación. Pero la constancia en el tiempo de tal relación, por los intereses de una clase política inoperante, terminó por provocar una crisis, y repudio al marco institucional, en la que el gobierno perdió su capacidad de respuesta a las demandas ciudadanas.

En la orientación del libro de Acemoglou y Robinson, ante las situaciones de crisis, la clave es atreverse a crear nuevas instituciones económicas que brinden prosperidad y hacer una trasformación política de fondo. Construir un sistema político plural, que elimine la corrupción y la impunidad, con derechos políticos que permitan al pueblo demandar y lograr un mayor bienestar y al Estado proveer eficazmente servicios públicos y ejecutar políticas que encaucen la actividad económica. El cambio es con miras de largo plazo para producir una nueva ética social en la que prive la tolerancia y el respeto.

En este contexto, hay que cuidar en extremo a las instituciones educativas, porque tienen el encargo de estimular una nueva organización social. En nuestro caso la UNAM. En la Universidad no puede entrar ni la policía ni los “anarquistas”. La institucionalidad va por delante y hay que mantener a la Universidad funcionando y en apoyo a nuestro Rector, sin perder la perspectiva crítica de lo que pasa en México, porque la crítica nos toca y las propuestas de cambio también.

Asimismo, el Instituto Politécnico Nacional es una gran institución académica que está dando muchos frutos. Los jóvenes han demostrado razones para orientar a su institución por otra senda y, en conjunto con sus académicos, sería de esperar conductas razonables para que el Poli siga adelante, ganando. Entidades como el CINVESTAV han contribuido a crear conocimiento, en muchos campos disciplinarios, con la idea de su aplicación directa, para que la gente de nuestro país viva mejor. El IPN es una de nuestras mejores cartas para el futuro, junto con su televisora.

Finalmente, hay que prestarle atención y apoyo a la ANUIES. Enrique Fernández Fassnacht dejó un pronunciamiento serio sobre la necesidad de cambiar el sistema de evaluación de las universidades y de que la Asociación asuma en esta tarea un papel de primer plano. Ojalá que así se siga considerando para que el sistema de evaluación no vaya a tener que ser cambiado después de provocar una crisis política en la academia.

En suma, sigue caminar hacia una reforma profunda del conjunto institucional integrado al Estado. Marchemos para crear instituciones inclusivas y mejorar lo que funciona bien, para redefinir el contrato social y cambiar las prioridades nacionales.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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