MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Universidad y desarrollo
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 565 [2014-06-26]
 

La situación del país es preocupante. No hay salidas para la crisis. La clase política, y los intereses que mandan, no tienen visión histórica. Tampoco aceptan el diálogo con quienes piensan distinto. Se imponen leyes y políticas que no conducen a un mejor camino para las mayorías, que permanecen políticamente subordinadas y enajenadas por los medios.

¿Qué efecto han tenido las acciones del poder y el discurso político en la sociedad? Hay distintas maneras de apreciarlo. Voy a usar datos a la mano que provienen de distintas fuentes, lo mismo que algunas opiniones calificadas que se escuchan en los medios y en la academia. En conjunto, algo indican sobre lo que pasa,

La proporción de personas que consideran que la democracia es la mejor forma de gobierno ha disminuido (a casi un 50 por ciento) entre quienes fueron entrevistados por los encuestadores, en los últimos años. La calidad de la democracia mexicana está puesta en duda. Y los políticos cuentan con uno de los índices de confianza más bajos entre la población.

El autoritarismo en las decisiones de gobierno, cuando se junta con lo que ocurre en la economía, y sus proyecciones a corto y mediano plazo, permite razonar que la profundidad de la crisis es mayor de lo que aparenta. Y, enseguida, uno se pregunta, ¿Qué hacer? Sí las condiciones de vida siguen deteriorándose, ¿Qué les va a quedar a las nuevas generaciones? ¿Qué país y qué instituciones les vamos a dejar? Hacia mediados de 2012, casi la mitad de los entrevistados en una encuesta nacional, representativa, opinaron que las instituciones del país son débiles. Entonces, el problema no es sólo que crezca la economía. Toca otros ángulos.

En México, un buen indicador de lo que acontece se mira en los jóvenes. Las nuevas generaciones no han conseguido tomar la palabra y manifestarse con fuerza en las calles, como lo han hecho en otras partes del mundo. Las protestas de los jóvenes por un mayor acceso a la educación superior han sido limitadas. El desempleo juvenil es notable (cerca del 10 por ciento), entre la población de 14 a 29 años, casi dos veces mayor que la tasa general. El desempleo se ha fugado hacia la informalidad. Por si fuera poco, en el último trimestre del 2013, el INEGI señaló que el 45 por ciento de los profesionistas se ocupa en trabajos que no tienen que ver con sus estudios.

El fenómeno del desempleo juvenil, el abandono escolar y el devalúo de la educación, son cuestiones muy sentidas. Hasta el Papa Francisco I lanzó una dura crítica al sistema de producción capitalista. Se refirió al salvajismo de la economía neoliberal, que ha llevado a producir una enorme franja de desempleados entre los jóvenes y otra de pobres que no tienen para comer.

Hay ecos de un reclamo social para que cambie el modelo de desarrollo, por otro que genere crecimiento económico con equidad, acompañado de una buena dotación de valores que soporten los cambios sociales, para construir una sociedad que pueda vivir con menor desigualdad y con más capacidades de competencia en el ámbito internacional. Sin embargo, este “momento mexicano”, que debería aprovecharse para el cambio, está siendo desperdiciado por la clase política, en su empeño de seguir por la misma ruta que ha llevado a la ruptura del tejido social.

Sí la economía y la política crearan condiciones para que existan un mayor bienestar y una mayor participación, todos haríamos un esfuerzo para salir adelante. El país, para crecer y mantener un crecimiento sostenido, va a requerir cuadros de alto nivel que produzcan ciencia, al día con el conocimiento de sus campos. Un desafío como éste implica que las universidades pongan más énfasis en formar doctores que produzcan conocimiento científico original ligado a la innovación. Un crecimiento económico sostenido va a multiplicar empresas que enfrentarán el reto de conseguir cuadros profesionales con amplias capacidades de análisis y de manejo sintético de resultados, con talento y enfoques multidisciplinarios, que sepan utilizar técnicas de información y comunicación, que hablen al menos dos idiomas, y que tengan la cultura suficiente para ubicarse, y ubicar a su organización en la dinámica global. Las empresas que agreguen valor a sus productos por la incorporación de conocimiento tendrán ganancias y darán impulso a la economía.

Los tiempos actuales demandan salidas a la crisis, un cambio de modelo que consiga crecimiento con equidad, enaltecer la ética social y fortalecer la democracia. El desafío es darle otro horizonte a las nuevas generaciones, revalorar a la educación en la sociedad y en el trabajo. Y en esa tarea, la universidad pública y autónoma puede jugar un papel de la mayor relevancia para el desarrollo, por la vía del conocimiento científico y el humanismo.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter