MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Educación y cultura para salir de la crisis
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 526 [2013-09-12]
 

Los científicos sociales estamos obligados a pensar la problemática de la sociedad en que vivimos. La reflexión de suyo implica tocar grandes temas sobre la conducción política y el papel que la educación y la cultura pueden jugar en el cambio social.

Traeré, enseguida, la idea de la política del shock de Naomi Klein, porque me parece que tiene sentido explicativo de muchas realidades que estamos viviendo en el país. La argumentación de la autora se sostiene en la hipótesis de que, en las sociedades modernas, el desastre (en un sentido amplio) se maneja para ablandarlas y someterlas a políticas de ajuste.

La extrema pobreza, la falta de servicios públicos, la pérdida de prestaciones sociales, generan grupos vulnerables, conmociones, domesticación y subordinación. En uno de sus libros, Viviane Forrester (1997), habla del horror económico. Señala que el concepto de desempleo es uno de los más usados para referirse a la crisis. Los índices que representan a quienes no tienen trabajo se difunden constantemente, pero nadie señala que las empresas ya no proveen empleos, ni ahora ni para toda la vida. Estos índices se manejan desde el poder para atemorizar a la población trabajadora, y para que se oculte la ganancia, sin la cual, dicen, no habría qué distribuir.

En materia educativa, el Estado evaluador (Ibarra 2002) no ha podido quitar los obstáculos al avance del sistema educativo, porque, con sus variantes, ha dado continuidad a las políticas durante los últimos tres decenios. Políticas que nos han llevado al fracaso: “mala calidad” de alumnos, maestros y escuelas, frenos políticos impuestos por el corporativismo sindical, desigualdades educativas existentes en la geografía nacional, analfabetismo y rezago, falta de cobertura, de infraestructura, pérdida de valor de la escolaridad en el mercado laboral, etc.

Postrada la sociedad, los grupos dominantes han advertido que la única alternativa para salir de la crisis, para remontar la pobreza, radica en las políticas adheridas al libre mercado. Porque sobre la base del desastre, (la precarización del trabajo, la disminución del costo de la mano de obra, la pobreza educativa, la ruptura de la relación educación-trabajo), levantan las expectativas de que pronto se volverá a la prosperidad. Así, se justifica la ejecución de políticas de austeridad que deprimen más las cosas. A la fecha, tales políticas representan, por sus resultados, un camino agotado que, no obstante, muchos gobiernos se empeñan en seguir.

En la sociedad rendida, se hace creer que la austeridad en el gasto público, los derechos ciudadanos mercantilizados y la flexibilización laboral son la única opción para que las personas, en lo individual, progresen en la vida. Ideológicamente se establece que en lo privado se encuentran más oportunidades que en lo público. El primero es mejor, más eficaz y eficiente, mientras que el segundo es todo lo contrario. En la contradicción capital/trabajo se contrapone lo público a lo privado. La sacralización de la empresa y la satanización del Estado, tantas veces mencionadas.

En este ambiente, los medios han jugado como una fuerza social de la mayor importancia para definir los contenidos culturales de la población. Invaden la producción cultural con valores comerciales enajenantes. Además, los medios electrónicos se han apropiado del discurso político y la legitimidad del mismo. La abundancia de noticieros, la presencia de las encuestadoras, y de comentaristas sofisticados, crean la ilusión de que se dice “la verdad” y de la libre expresión de las ideas; abonan a la incertidumbre, sostienen que lo moderno es la sociedad del riesgo. Imbuyen en la audiencia una cultura del miedo que rompe el tejido social, construyen figuras de lo bueno y de quienes son los malos; manipulan a favor del poder.

La alianza política entre gobierno, grupos conservadores y medios de comunicación ha buscado inhibir la participación ciudadana en el rumbo de la sociedad. Tal alianza aprueba que los medios enseñen una ética para que cada quien enfrente como pueda sus propias condiciones inestables de vida, generadas por las adversidades económicas.

Frente a esta situación, debemos refrendar que la educación y la cultura, juntas, son fundamentales, aunque no el único factor, para salir adelante de la crisis en la que estamos metidos. Que en estos campos hay que dar la batalla. Que la problemática educativa no se resuelve con la evaluación laboral, que para cambiar la sociedad necesitamos formar personas racionales y razonables, una reforma educativa amplia, con visión de largo plazo, en diálogo con todos los actores sociales interesados, e instaurar una cultura que nos saque de la ortodoxia del mercado y nos lleve a un desarrollo con ciudadanía, igualdad y justicia, que renueve la esperanza.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter