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El marco para la querella educativa
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 515 [2013-06-20]
 

¿Qué pasa en el país? La economía ha andado mal. Ha caído el PIB en el primer trimestre del año, las manufacturas tuvieron un crecimiento negativo en el mismo período, comparado con el primer trimestre del año pasado, en ambos casos. La expectativa de crecimiento para este año ha tenido que bajar, con relación a lo estimado a principios de 2013. Ha caído, asimismo, la entrada de divisas. A lo que se suma la salida de capitales. La inversión extranjera directa tampoco nos está ayudando.

La economía tiene síntomas de debilitamiento. Un médico podría indicar que está grave, pero estable, como se dice de un paciente en terapia intensiva. Hay quienes sostienen que el modelo ya no funciona; otros creen que el mal, proviene, en parte, de la crisis en el panorama internacional, con un escenario de bajo crecimiento. Dependemos de la recuperación de los Estados Unidos.

Hay, además, otros síntomas. En los dos últimos sexenios, el trabajo informal creció notablemente. Como quería Fox, hoy somos, predominantemente, un país de changarros. El empleo formal se ha precarizado y los salarios son insuficientes para consumir todo lo que se anuncia en la televisión. En su más reciente estudio, el INEGI reporta que 55.08% de los hogares están en la clase baja. Y la pobreza afecta a decenas de millones de personas.

Todavía en el bono demográfico, no hay empleo suficiente para los jóvenes, lo cual es aprovechado por el narco para reclutar mano de obra. En términos demográficos, el país está en un cambio en el que los adultos mayores (60 años y +) van a representar entre un cuarto y un tercio de la población ahí por el 2050.

Así las cosas, estamos bombardeados por la violencia: secuestros, feminicidios, encapuchados, robos, trata de personas, migrantes paupérrimos subidos en "la bestia", cárteles y capos que suministran droga a los USA, contrabando de armas, carreteras inseguras, pérdida de espacios geográficos a favor del crimen organizado, turismo barato y depredador. Ciudades pequeñas y medianas que se están deprimiendo, enfermedades crónicas por todas partes, suicidios, talamontes. En síntesis, falta de solidaridad y cohesión social, anomia.

Aún hay más. Mal uso de los recursos públicos, desvíos presupuestales, endeudamientos estatales, enriquecimiento ilícito de toda la clase política, uso de programas oficiales para fines electorales, de parte de todos los partidos, violaciones al COFIPE, asesinatos de alcaldes (van más de 30), acciones contra el laicismo, nepotismo, corporativismo, corrupción mayor y menor, impunidad. En síntesis, un Estado divorciado de su población, ruptura del pacto social y político. Degradación de la ética y ciudadanía raquítica.

La situación social por la que atraviesa México es de rompimiento del orden simbólico. Se han desquebrajado los valores históricos que nos dieron fuerza como sociedad, los de la revolución mexicana, sin que hayan sido sustituidos por otros. Y, entonces, toda la situación es propicia para que los poderes fácticos y grupos que aspiran al poder del Estado, se enfrenten en una batalla por la hegemonía y la dominación política. Por eso, por la hegemonía ideológica, la disputa por la educación es tan importante, una vez más. La querella por la nación pasa por la escuela.

La disputa por la educación tiene una agenda bastante amplia y cambiante en la historia. De manera muy resumida, la lucha actual se centra en quién y cómo marca el rumbo del sistema educativo: lo público frente al libre mercado, es una de las contradicciones esenciales. Otra pone la atención al laicismo. Hay desacuerdos entre quienes quieren educar para el mercado laboral y quienes quieren educar para formar ciudadanos plenos que sean buenos trabajadores.

En el horizonte, hay ideas distintas sobre qué hacer con la educación frente a la sociedad del conocimiento, del consumo. También existe pugna entre la recuperación de la rectoría del Estado y una mayor injerencia de la iniciativa privada en las políticas oficiales, controversias sobre la federalización, desacuerdos sobre el monto y distribución del gasto educativo. Otra batalla se libra por cambiar el modelo de relaciones laborales con el magisterio, las dobles negociaciones, redefinir las alianzas históricas entre el gobierno y el sindicato, y abrir el aula a profesores que orienten valorativamente a los estudiantes, que siembren valores acordes a la hegemonía de quienes integren las elites dominantes en el futuro. El problema de fondo es cultural y ético. Una buena parte de su solución está en la escuela de todos los niveles.

En este marco de referencia general, económico, social, político y simbólico, el Congreso de la Unión tiene la responsabilidad de hacer leyes complementarias a la reforma educativa que sean sustento de un nuevo pacto político y social, de un nuevo modelo de desarrollo con inclusión y democracia.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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