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¿Censo, laboratorio o sistema?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 507 [2013-04-25]
 

La semana anterior comentamos que la reforma educativa en curso, en su fase de implementación, debiera atender por principio de cuentas lo elemental que indica la fracción primera de su artículo quinto transitorio: la creación de un Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGE). Una base técnica que permitiría tomar mejores decisiones.

Actualmente, como componente principal del SIGE está la realización de un censo a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), pero vale la pena considerar si es el paso correcto. Ciertamente, los datos desagregados sobre profesores y alumnos son relativamente insuficientes y controvertidos; necesitamos tener precisión elemental sobre su volumen y trayectoria. Sin embargo, un costoso recuento cada tanto, puede no ser la mejor opcion si lo que se quiere es tener información de acceso abierto, actualizada y continua sobre la operación del sistema educativo.

Según refiere el artículo transitorio, el censo de escuelas, maestros y alumnos tendría como propósito principal que la autoridad educativa tuviera todos los datos necesarios para la operación del sistema en una sola plataforma. Es decir, un sistema en buena medida pensado y reservado solamente al mando educativo.

Al parecer la realización del censo ya está definida: se llevará a efecto entre septiembre y noviembre de este año. SEP e INEGI han informado que quedó establecido el Comité Nacional de Colaboración al Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (Comunicado 058. 17/04/13). Debe notarse que, a diferencia de la redacción del decreto de reforma, ahora se precisa que el censo es para educación básica y especial, con lo cual se acota su universo.

Además, el comunicado también advierte que se integrarán o ya se integraron Comités Estatales, estos últimos para facilitar el ingreso del INEGI a los planteles escolares en las entidades federativas. Igualmente, ya se prevé la metodología de los cuestionarios y la forma en que se podría “recopilar información actualizada y completa de forma regular y periódica de los niveles prescolar, primaria y secundaria”, para la creación del Sistema de Información y Gestión Educativa.

La periodicidad de un censo depende de las finalidades que se persigan. No obstante, parece más complicado realizar un recuento cada tanto por una entidad como el INEGI, en lugar de un registro como el que ya estaba en marcha y cuya responsabilidad correspondía a la propia SEP (se trata del RENAME, al cual nos referimos la semana pasada). ¿No valdría la pena aprovechar la experiencia?

La información sobre el sistema educativo es de interés nacional, no sólo ni exclusivamente de la autoridad educativa. De hecho, el mismo INEGI, en una tendencia acorde a las mejores prácticas, recientemente inauguró lo que denominó Laboratorio de Análisis de Datos, un espacio de acceso y servicio a usuarios especializados, en el que ofrecerá información con mayor nivel de desagregación para una mejor valoración de la política pública y de la investigación académica (Boletín 154/13). El registro o censo educativo también podría y debiera ser un Laboratorio.

Actualmente, la tecnología disponible ofrece diferentes opciones y herramientas para registrar, automatizar y acumular información. Obviamente, se requiere un diseño conceptual, pero el sector educativo bien podría utilizar los dispositivos tecnológicos. Por cierto, el INEGI, en la reforma a la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica del 2008, perdió la palabra “Informática” de su denominación oficial, aunque sigue conservando las mismas siglas.

La experiencia internacional también es ilustrativa. Desde el 2002, UNESCO auspicia el diseño de un Sistema de Información para la Gestión Educativa (EMIS, por sus siglas en inglés), el cual registra, acumula y procesa información relevante para la gestión, evaluación y formulación de políticas educativas.

Incluso, la versión más reciente del sistema informático de UNESCO, lanzada en este mismo mes y denominada OpenEMIS, ya es de fuente abierta y no tiene ninguna condición o restricción para utilizarse por cualquier país. Un sistema, precisamente, para recabar grandes volúmenes de información sobre alumnos, maestros, infraestructura, financiamiento, etcétera. Además, según el organismo internacional, el sistema puede funcionar con una computadora con o sin conexión a Internet. ¿No esperamos a septiembre?


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