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Hidalgo: ¿otra ciudad del conocimiento?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 495 [2013-01-24]
 

Queremos transformar para pasar de ser un país de manufactura o de mente para la manufactura, a uno de mente que permita mayor productividad y elevar competitividad para el país”, dijo Enrique Peña Nieto, el titular del poder ejecutivo federal, en Pachuca, Hidalgo, el pasado 17 de enero.

Las palabras fueron pronunciadas en el proyecto Ciudad del Conocimiento y la Cultura, en lo que el propio Peña Nieto, considera parte de sus compromisos. Recordó que había estado ahí en mayo del año pasado para suscribir el compromiso de detonar y desarrollar el proyecto “Pachuca Ciudad del Conocimiento y la Cultura” y ahora lo estaba cumpliendo.

En el debate internacional se comenzó a hablar de sociedad del conocimiento desde inicios de los años setenta y con mayor énfasis en los años noventa. El concepto se utilizó casi a la par de las nociones de sociedades del aprendizaje y de educación a lo largo de la vida.

Básicamente, la idea hace referencia a que el conocimiento es factor clave para transformar los bienes y servicios con un mayor valor agregado, de modo que los esfuerzos de producción ya no descansan, o no solamente, en el uso intensivo de la mano de obra sino fundamentalmente en el conocimiento. De ahí se desprendió la idea de sociedad o economía basada en el conocimiento y en el renovado interés en los sistemas educativos y en los sistemas científicos y tecnológicos.

No obstante, el asunto no es tan simple. Ni se trata de modelos únicos de sociedad del conocimiento ni se puede improvisar con aparatos educativos frágiles, rezagados y de baja competencia académica. La construcción de sistemas educativos robustos es una tarea que lleva décadas de esfuerzo y continuidad de medidas para alcanzar un cierto nivel de logro.

En el caso de México, imposible no reparar en el contraste de hablar de sociedad del conocimiento cuando un tercio del total de la población se encuentra en rezago educativo, poco menos de la mitad de los jóvenes entre los 15 y los 19 años de edad no están inscritos en el sistema educativo y solamente un tercio del grupo de edad logra una inscripción en la educación superior. Ni hablar de la calidad educativa o del retraso tecnológico en sectores estratégicos o las dificultades de los sistemas de innovación.

La idea de sociedad del conocimiento dio paso a la noción de sociedades del conocimiento para admitir que no existe un modelo único y también para reconocer las diferencias entre las naciones. Pero la idea continuó con los llamados sistemas nacionales y estatales de innovación.

Las dificultades para mostrar la edificación o consolidación de auténticos sistemas de innovación, a nivel nacional o estatal, han llevado a hablar, sin demasiada claridad, de determinados espacios geográficos de conocimiento (ciudades, parques o agrupaciones), para resaltar cierta similitud con aquellos otros que se han enfocado en ciertas áreas de conocimiento o generación de tecnología.

En México, varias entidades, desde el sureste hasta el norte de la República, han declarado oficialmente la creación de ciudades del conocimiento, pero refiriéndose a un espacio acotado en el que están instituciones educativas, algunos centros de investigación y quizá alguna empresa. Sin embargo, las intenciones son más propagandísticas que reales.

El proyecto de Ciudad del Conocimiento en Pachuca Hidalgo es de agosto del 2011 e inició con la firma de un convenio con el IPN, pero sin financiamiento y sin lugar definido. Hoy, año y medio después, otra vez se vuelve a relanzar el proyecto. Se habla de impulsar la educación media superior y de analizar la vocación económica de la región para apoyar los proyectos pertinentes.

El segundo informe del gobierno estatal, presentado el pasado mes de septiembre, anotó que la iniciativa se desarrolla en 178 hectáreas, en las cuales habrá “espacios para los sectores educativo, productivo y empresarial, zona comercial y de servicios, una nueva reserva ecológica, áreas verdes y recreativas, un Museo de Ciencia y Tecnología, un Centro de Convenciones, una zona habitacional y un Centro de Tecnologías de la empresa Microsoft”.

El estado de Hidalgo ha realizado importantes esfuerzos en las últimas décadas para salirse del club de entidades con los peores indicadores socioeconómicos, pero todavía carga con importantes rezagos. El proyecto Ciudad del Conocimiento y la Cultura todavía es una aspiración, le falta estructura y le sobra retórica.


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