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Si la secretaría de tu vecino ves trasladar…
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm. 483 [2012-10-18]
 

Tal vez, estimado lector lectora, recuerde que en abril pasado comentaba que académicos chilenos, alentados por la creación de un ministerio de desarrollo social en 2011, le propusieron al presidente Sebastián Piñera la creación de un ministerio de ciencia y tecnología (Campus Milenio No. 459). Una situación relativamente similar a la que ocurre en México.

En ese entonces, la propuesta de los científicos chilenos obtuvo el respaldo de una comisión de senadores. Pero no, la idea no se materializó y quizás no se realice. En su lugar, probablemente, el actual organismo de regulación de la actividades científicas y tecnológicas que actualmente pertenece al ministerio de educación, quede sectorizado al ministerio de economía.

El traslado de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), el organismo regulador de las políticas sectoriales, al ministerio de economía no es un hecho. Sin embargo, la sola mención de que así podría ocurrir ha provocado inquietud en un segmento de científicos.

Según reportó la Red de Ciencia y Desarrollo (scidev.net), el desazón surgió a raíz de las declaraciones del ministro chileno de Economía, Pablo Longueira, quien señaló hace un mes la importancia de que Conicyt se radicara en su ministerio para que la inversión pública en el sector tuviera un mayor vínculo con el aparato productivo.

La declaración parecía anticipar el sentido en el que se resolvería la idea de crear una nueva estructura administrativa en el caso chileno. Además, la directriz de aproximarse lo más posible a los requerimientos del sector productivo en una propuesta que tiene prioridad y cobra fuerza en la mayor parte de naciones en desarrollo. Es el eje principal de las iniciativas en la materia.

No obstante, la posibilidad del traslado causó malestar en una parte de científicos chilenos, particularmente en los que se agrupan en una veintena de asociaciones que realizan investigación básica y en la Academia Chilena de Ciencias (ACC). De hecho, esta última volvió a reiterar la semana pasada su propuesta del mes de abril acerca de la necesidad de creación de un ministerio; una idea plasmada en su documento sobre la necesidad de una nueva institucionalidad para el sector, a lo cual ya nos referimos en su oportunidad (Campus No. 459).

Por su parte, el consejo de asociaciones científicas, en declaración pública manifiestan que lo importante es contar con una política de Estado y la creación de un “Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; un cuerpo autónomo del Estado de Chile, con rango ministerial, que elabore las políticas de desarrollo de estos ámbitos a largo plazo, dentro del cual esté considerado el fomento de las artes, filosofía, ciencias, letras, etc. en forma armónica y de acuerdo con el desarrollo general del país” (aipuchile.wordpress.com).

Lo que se advierte es una tensión por la orientación que debiera tener la política científica y tecnológica. Un movimiento dirigido al fomento a la investigación básica y a la formación de científicos; otro, en sentido contrario, dirigido a las necesidades del aparato productivo, el desarrollo tecnológico y la innovación. Por tanto, no es irrelevante si el organismo rector de las políticas se adscribe a un ministerio de educación, uno de economía o es completamente autónomo.

El asunto tampoco está resuelto en el caso de México, tanto en lo que se refiere a la orientación como en lo que concierne a la estructura administrativa. En las décadas anteriores las decisiones han oscilado en uno y en otro sentido, según el programa sectorial en vigor, las circunstancia económicas y políticas del momento o las veleidades del gobernante en turno.

También permanece en la incertidumbre si, a partir del próximo primero de diciembre, el nuevo gobierno realizará un cambio institucional. Hace dos semanas aquí mismo comentamos que el rechazo inicial de Peña Nieto a la creación de una secretaría de ciencia y tecnología ya no es evidente y ahora existe un responsable del equipo de transición claramente identificado con la vertiente científica. Hoy se habla de la creación de cinco nuevas secretarías, de una agencia de innovación y de un “rediseño institucional” que habrá de diferenciar al nuevo PRI (Enfoque 14/10/12: 14).

Tal parece que cambio institucional habrá, pero lo que todavía no se sabe es cuál será su sentido. Quizás por ello conviene tomar nota de la forma en que se resuelve en otras latitudes y pensar bien qué se quiere, porque se puede cumplir.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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