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Hacia una política de educación superior, ciencia y tecnología
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 476 [2012-08-30]
 

En la era de la sociedad de la información, el desarrollo de la ciencia es indispensable. Lo es, también, que la población sienta aprecio por lo que hacemos los investigadores, que demande los productos de la ciencia y use el conocimiento en la vida cotidiana. En breve, que exista conocimiento disponible y una cultura científica. Las necesidades de conocimiento científico se localizan en todas las esferas de la sociedad, lo que incluye al sector productivo. La ciencia tiene impactos en el bienestar material, pero también en el cultural.

En México, el sistema educativo no ha generado cultura científica en las nuevas generaciones. Tampoco los medios electrónicos e impresos se lo han propuesto. Causan poco interés por leer, ver o escuchar programas enfocados a la ciencia. La televisión comercial es sinónimo de violencia. El internet puede llegar a inculcar valores positivos a la ciencia, aunque la mayor parte de su uso está dedicado a correos, conversaciones, noticias de actualidad y entretenimiento. En el campo de la cultura científica, el país necesita hacer un esfuerzo serio para que la educación, en todos sus niveles, arme vocaciones científicas que contribuyan a que se formen nuevos investigadores que produzcan conocimiento.

En este propósito es donde se junta la ciencia con la educación superior. Además, su vinculación servirá para que el país consiga una mejor ubicación en el concierto internacional, donde la producción de conocimiento sigue concentrada en unas cuantas naciones del llamado primer mundo. En el ámbito global, la interacción de universidades, académicos y estudiantes, con fines científicos y económicos, es cada vez más frecuente y no podemos quedar excluidos.

Los tiempos que vive México exigen cambios de fondo en materia educativa y científica. Dadas las condiciones imperantes, al Estado le corresponde fijar una política de educación superior, ciencia y tecnología como parte de un nuevo modelo de desarrollo de la sociedad.

La experiencia de otros países muestra que, un sistema de ciencia y tecnología vigoroso sigue a la expansión de instituciones de educación superior en las que la investigación se coloca en un primer plano. En el país, las universidades públicas son las que realizan la mayor parte de la investigación y entrenan a la mayor parte de los doctores para hacer ciencia. Actualmente, los jóvenes están solicitando estudiar en universidades de este tipo. Una nueva política tiene que ampliar la educación superior y conducirla con la ciencia por un mismo camino. Y éste es sólo el primer paso.

Hay otros pasos esenciales. Apoyar de manera especial a la investigación en las universidades, estimular la investigación básica y sus relaciones con la investigación aplicada y hacer que las universidades se consagren al desarrollo local. La transferencia de conocimiento es un asunto de agencia y de relación entre sus productores y sus demandantes.

La política educativa y científica exige que el foco de atención sean las instituciones, su desarrollo y consolidación. Las universidades, y no los investigadores en lo particular, son las que sirven como agentes para articular a las fuerzas en pro del desarrollo nacional y local. Por este motivo, la evaluación debe centrarse en ellas, en su responsabilidad, compromiso y pertinencia en el entorno social.

Una mirada a las universidades públicas de los estados hace evidente la necesidad de continuar y aumentar el apoyo al posgrado. Se requiere graduar un mayor número de doctores en programas donde los estudiantes se formen para producir conocimiento original, abrir plazas para contratar doctores, y estimular el crecimiento del Sistema Nacional de Investigadores. Asimismo, es crucial seguir con la desconcentración de la ciencia, posgrados e investigadores en el territorio nacional, más allá del pequeño grupo de entidades federativas en las que se concentran actualmente.

Para resolver los problemas nacionales más agudos, es imperativo el concurso de las ciencias sociales y las humanidades Las disciplinas que las conforman deben ocupar un lugar prioritario en el próximo plan de gobierno. Asimismo, cualquier política que se vaya a seguir en materia de educación superior, ciencia y tecnología reclama la participación y el consenso de la comunidad académica.

La educación superior y la actividad científica en las universidades son los ejes sobre los que va a girar el desarrollo nacional y el futuro de los jóvenes. Ambas están atoradas por cuestiones políticas y financieras. ¿El próximo gobierno tendrá la capacidad para desatorarlas?


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