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¿Quiénes consiguen ingresar a las licenciaturas de la UNAM? Segunda parte
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm 474 [2012-08-16]
 

Una proporción observada en un conjunto poblacional constituye una buena aproximación a la probabilidad de ocurrencia del rasgo, evento o fenómeno a la que ésta se refiere, siempre y cuando se mantengan relativamente constantes las condiciones en que se produce. Para el caso que nos ocupa, los datos de los alumnos aceptados a las licenciaturas de la UNAM, incluido en la publicación “Perfil de aspirantes y asignados a bachillerato y licenciatura de la UNAM”, en su edición 2012, permite, además de explorar varias de las características demográficas, académicas y socioeconómicas de las poblaciones que participan en los procesos de selección determinados por la Universidad Nacional, establecer algunas probabilidades de ingreso diferenciadas según ciertas características específicas.

Antes de presentar los datos del cuadro que acompaña la presente entrega, vale la pena hacer notar algunas condiciones del estudio correspondiente. El reporte citado se basa en información extraída de la hoja de datos estadísticas que la Universidad Nacional incluye como requisito para participar en el concurso de selección. Dicha información se solicita a todos los aspirantes, así como también a los egresados del bachillerato de la UNAM beneficiados con el procedimiento de ingreso conocido como “pase reglamentado”.

Aunque el llenado de la hoja estadística es obligatorio –desde hace unos años se realiza a través de Internet-, ocurre que sobre un contingente de aspirantes no se cuenta con información. Así, mientras que los datos de registro para la promoción 2011-2012 indican que al ciclo escolar se presentaron 200,280 aspirantes, de los cuales logró ingresar el 9.3 por ciento, es decir 18,606 alumnos, el reporte contiene información de sólo 113,116 aspirantes, dentro de los cuales 17,387 fueron admitidos.

Esta discrepancia, que no se explica en la publicación, daría lugar a un indicador de admisión de 13.3 por ciento. Para los cálculos elaborados en este comentario tomamos ese valor a sabiendas que sobrestima la tasa de aceptación real, pero suponemos que las tendencias se mantienen aunque posiblemente con datos ligeramente distintos. No sobra reconocer que el reporte establece la siguiente precaución “los datos (…) corresponden sólo a la población encuestada y no son datos oficiales de la población escolar”.

Las mujeres, por ejemplo, tienen una probabilidad de acceso de 11.2 por ciento, mientras que los hombres de 15.8 por ciento. Esto implica que la ventaja del rasgo “sexo masculino” se aproxima a un veinte por ciento por encima del rasgo “sexo femenino”. La población que proviene de bachilleratos privados tiene una probabilidad de 19 por ciento de ingresar, lo que es casi el doble de la probabilidad general de ingreso. Más aún, los egresados de los bachilleratos privados incorporados a la UNAM, presentan una probabilidad de ingreso de casi veinticinco por ciento, siendo éste uno de los rasgos de mayor peso en la distribución de probabilidades.

No es menor el impacto del rasgo “promedio entre 9 y 10 puntos en el bachillerato”. Los alumnos en este estrato cuentan con un 20.2 por ciento de probabilidades de ingreso, que es más o menos el doble de la probabilidad común en este examen. El subconjunto de estudiantes que declaran haber recibido una preparación “excelente” también duplica sus probabilidades de ingreso. Desde luego no por declarar esa afirmación sino, probablemente, porque la misma refleja en alguna medida una condición académica superior al promedio de los aspirantes.

Otras categorías, como por ejemplo la condición de hijo(a) primogénito(a) o unigénito(a) no genera probabilidades significativamente superiores al resto; tampoco el acceso a recursos como internet o computadora personal en casa. En cambio ciertos rasgos socioeconómicos, por ejemplo la pertenencia al estrato de ingresos familiares de más de diez salarios mínimos mensuales si parece surtir efectos relevantes. Quienes se ubican en este sector socioeconómico, también duplican sus probabilidades de ingreso a las licenciaturas de la UNAM.

Por último, son rasgos significativos, en términos de sus ventajas probabilísticas de acceso, el contar con madre o padre con estudios superiores (licenciatura o posgrado). El efecto de la escolaridad materna es ligeramente superior, pero ambos son significativos.


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