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Congreso y Ejecutivo federal: ¿intercambio por escrito?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 439 [2011-11-10]
 

¿Qué pregunta se puede formular al Ejecutivo federal sobre la conducción de la administración pública? Seguramente, habrá múltiples interrogantes y también podrán ser muchos los tonos y matices. Hoy la ley faculta a los legisladores a realizar tal actividad, aunque no tiene demasiada utilidad ni efecto, como se puede apreciar en el reciente ejercicio del Senado.

La presencia física del Ejecutivo federal en el Congreso se volvió un tema complicado desde 2006. Todavía en 2007 la ley establecía que el presidente de la República debía asistir al recinto parlamentario y presentar su informe de gobierno por escrito.

Al año siguiente, en las vísperas de un siguiente informe, los legisladores reformaron la Constitución y suprimieron la obligatoriedad de la presencia del Ejecutivo para tal efecto. Ahora, al parecer, no solamente ha perdido brillo la figura presidencial, también ha disminuido el interés por el estado que guarda la administración pública.

La reforma constitucional que entró en vigor en agosto de 2008 establece que el Ejecutivo solamente entregará su informe por escrito, pero también añadió la posibilidad de que los legisladores le pidan al Ejecutivo federal ampliar la información “mediante pregunta por escrito” y soliciten la comparecencia de los secretarios de Estado, el procurador y los directores de las entidades paraestatales (artículo 69).

Además, en la misma reforma se dispuso que los legisladores también podían requerir mayor información, “mediante pregunta por escrito”, a los titulares de las dependencias y entidades del gobierno federal (artículo 93).

La formulación de preguntas despertó cierto interés en la primera ocasión, después se perdió en la rutina burocrática de los intercambios. Algunas de las comparecencias son relativamente esperadas, en particular la de funcionarios que tienen cuentas pendientes con los legisladores o les gusta alimentar enconos. Pero, sea por escrito o con la presencia de los titulares de las dependencias, tal parece que el examen que guarda la administración pública es lo de menos.

De hecho, en este mismo espacio hemos dado cuenta de las dificultades para reunir a las comisiones cuando se trata de la comparecencia del director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para examinar los datos del sector, así como de los intercambios ríspidos entre legisladores y funcionarios públicos.

Recientemente, el Senado publicó las respuestas del gobierno federal a la serie de interrogantes que le formularon por escrito los diferentes grupos parlamentarios, a propósito del Quinto Informe de Gobierno. Suman alrededor de 30 preguntas sobre diferentes aspectos, muchos de ellos sobre temas de seguridad.

Solamente una de las preguntas de los senadores concierne a las actividades científicas y tecnológicas, y corresponde a la formulada por el PRD. Por ejemplo, dice ese grupo parlamentario, en el año 2010 el gasto federal para ciencia y tecnología fue de 0.42 por ciento respecto del PIB y en 2011 fue de 0.38 por ciento.

En tal circunstancia, los senadores del PRD cuestionan: ¿cuáles fueron los principales rubros afectados por la disminución del gasto federal en ciencia y tecnología? ¿A cuánto ascienden los recortes presupuestales? ¿Cómo se afecta la calidad de la educación y de los proyectos de investigación por el recorte presupuestal? ¿Cuál es el monto que se recortó al Conacyt y cuáles son los programas de investigación afectados por los recortes presupuestales, así como los montos de cada uno de ellos? ¿Cuáles son los criterios utilizados para definir los proyectos que fueron afectados?, entre otros cuestionamientos.

La respuesta del gobierno federal es relativamente simple, se limita a precisar que las cifras que señalan los legisladores no son comparables, porque una se refiere al gasto ejercido (2010) y otra al presupuesto autorizado (2011).

La precisión es cierta porque esta última, tal y como aparece en el reciente informe de gobierno, es una cifra estimada, la cual para el año siguiente se ajustará al alza.

No obstante, la respuesta gubernamental también acepta que aunque el presupuesto global en 2011 no fue inferior respecto del año previo, sí hubo algunos sectores que disminuyeron su participación en el gasto científico y otros que la incrementaron.

Por ejemplo, entre los primeros está el sector economía, que la redujo en 230 millones de pesos, o educación, en 113 millones pesos. Por el contrario, salud incrementó en mil 556 millones de pesos. También destaca la disminución en los fondos mixtos y en programas como Innovapyme (tiene como propósito apuntalar la inversión en investigación científica y el desarrollo e innovación tecnológica).

El cuestionamiento al Ejecutivo federal sobre el estado de la administración pública no era mejor antes, cuando se sucedían los episodios de interpelación, y tampoco lo es hoy. No obstante, valdría la pena hacer un ejercicio más meditado de interrogación y buscar un espacio y medio más apropiado para el intercambio entre poderes y entre éstos y la ciudadanía.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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