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Una Europa más competitiva
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 116 [2005-02-10]
 

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, presentó el pasado 2 de febrero en Bruselas una nueva estrategia de crecimiento y empleo para la Unión Europea (UE). Se trata de líneas de acción que intentan reorientar los hasta ahora fallidos objetivos de la estrategia de Lisboa, ese plan firmado en el año 2000 por los jefes de Estado y de gobierno de la UE y que planteaba hacer de la Unión Europea para el 2010 la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica en el mundo, capaz de un crecimiento económico sustentable, con mayor cohesión social, más y mejores empleos, y un respeto por el ambiente.

En el marco de la revisión de mediano plazo de la agenda de Lisboa, el presidente Durao Barroso, reconoció que si bien los objetivos generales de Lisboa eran los correctos, su ejecución ha sido insuficiente. "La lección de los últimos cinco años es que debemos reorientar esta agenda para obtener resultados" (http://europa.eu.int), añadió Durao Barroso en su presentación.

Desde noviembre del año anterior la UE sabía que las cosas no marchaban por buen camino. El informe de Wim Kok (Facing the Challenge. The Lisbon strategy for growth and employment), encargado precisamente de valorar el grado de cumplimiento de la estrategia de Lisboa, mostraba que la UE estaba fallando en diferentes aspectos clave y que la brecha respecto a Estados Unidos u otros países asiáticos, en lugar de reducirse se estaba ampliando en materia de competitividad y crecimiento.

De hecho, las líneas de acción que presentó Durao Barroso están elaboradas sobre la base de las recomendaciones del informe de Wim Kok y eran una consecuencia esperable. El plan que presenta la Comisión asume que es necesario reforzar los esfuerzos y enfocarse en un número más reducido de objetivos, sobre todo porque ha sido evidente la lentitud con la que se han movilizado los Estados miembros, pero también por las condiciones económicas, la incertidumbre internacional, el envejecimiento de su población y la fuerte competencia de países como India y China.

La Comisión Europea sabe que es imperativo un nuevo punto de partida para su búsqueda de competitividad. Algunos indicadores frente a países como Estados Unidos muestran sus desventajas. Por ejemplo, reconoce que actualmente la productividad laboral en los Estados Unidos es del doble, respecto de Europa, lo mismo que el promedio de la tasa de crecimiento registrado en el año anterior (Europa 2.2 por ciento, Estados Unidos 4.3 por ciento, Japón 4.4 por ciento, India 6.4 por ciento y China 9 por ciento) o los niveles de inversión (Europa 1.7 por ciento anual; Estados Unidos 5.4 por ciento).

La disparidad también es notable en el área de la ciencia y la educación. Estados Unidos gasta en investigación y desarrollo más de 100 mil millones de euros, en comparación con lo que destina Europa; invierte casi el doble en gasto por estudiante y más de un tercio de su población tiene grado de licenciatura o equivalente.

El plan del presidente de la Comisión Europea se concentra en asegurar tres aspectos (Working together for growth and jobs. A new Start for the Lisbon Strategy). El primero es asegurar una aplicación más sólida y decidida de los acuerdos a nivel nacional y europeo, dado que la implementación de la agenda de reformas requiere de una renovada colaboración.

El segundo se refiere al renovado programa de acción. El cual se compone de tres líneas: a) Hacer de Europa el lugar más atractivo para invertir y trabajar, lo que incluye extender y profundizar el mercado interno, mejorar la regulación nacional y europea, garantizar la apertura y competitividad de los mercados dentro y fuera de Europa, y expandir y mejorar la infraestructura europea. Esperarían un crecimiento anual de 3 por ciento para el 2010. b) Conocimiento e innovación para el crecimiento. En esta línea se localizan algunos de los retos más importantes en materia de ciencia y tecnología. Por ejemplo, incrementar y mejorar la inversión en investigación y desarrollo (el objetivo es alcanzar 3 por ciento del PIB en esta materia); fomentar el desarrollo de polos de innovación entre centros regionales, universidades y empresas; la integración de tecnologías de la información y la comunicación; y la utilización de ecoinnovaciones. c) Crear más y mejores empleos, particularmente reduciendo el desempleo juvenil y la modernización de los sistemas de protección social, así como una mejora de la adaptabilidad de trabajadores y empresas, y una flexibilidad de los mercados -iniciativas que, por cierto, han recibido fuertes cuestionamientos por el endurecimiento de las condiciones laborales y las dificultades para el retiro. El objetivo sería crear 6 millones de empleos de aquí al 2010.

El tercer y último aspecto es la mejora en la gobernanza de la estrategia de Lisboa. Se refiere a la responsabilidad compartida entre la UE y los Estados miembros, tanto como a la necesidad de que los diferentes gobiernos nombren a una persona que se haga responsable de la ejecución de la agenda de Lisboa.

El plan deberá ser aprobado al final del mes próximo por el Consejo Europeo, pero desde ahora parece enfrentar la oposición de algunos sectores de izquierda, quienes han señalado que se quiere impulsar el crecimiento y la competitividad a costa del medio ambiente y la política social (El País 03/01/05: 48). Veremos cuál será la decisión de la UE.


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