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La expansión de la universidad trasnacional en México. Segunda parte
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm 236 [2007-08-16]
 

Como mencionamos en nuestra primera entrega, las inversiones de Laureate Education Inc., en México representan la principal fuente de negocios de la trasnacional. A pesar de la presencia de Laureate en una veintena de países y de su autodefinición como la primera universidad global del planeta, lo cierto es que el capital colocado en México concentra prácticamente una tercera parte de la inversión, las ventas y los activos. En esa medida, lo que ocurra en nuestro país con respecto de la regulación de las universidades privadas habrá de tener efectos inmediatos y directos sobre el corporativo y viceversa, la expansión de Laureate sobre el mercado privado mexicano tendrá efectos significativos en la esfera de la competencia entre las instituciones privadas.

En el marco del debate sobre el eventual cobro de la Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU) a las universidades privadas, algunos de los rectores que presentaron ante la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados la postura del sector ante la reforma tributaria, insistieron en la necesidad de distinguir entre las universidades privadas que coadyuvan a la función educativa del Estado y aquellas que tienen fines de lucro. “Si hay alguien que hace negocio con la educación, que pague impuestos”, señaló el rector Alejandro Gertz Manero, representante de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES) en esa oportunidad (MILENIO, 20/07/07).

Sin perder de vista su contexto específico, este señalamiento apunta en la dirección de reconocer la heterogeneidad de perfiles institucionales presente en el sector y, desde luego, la necesidad de conocer con mayor precisión cómo opera el mercado de la educación superior privada en México. Al respecto, la exploración de las relaciones entre una corporación con claros y explícitos fines de lucro, como es el caso de Laureate, y las IES privadas que controla en nuestro país es sin duda un interesante objeto de estudio y reflexión.

La compra de la Universidad del Valle de México

El caso de la Universidad del Valle de México (UVM) ilustra claramente el modus operandi, empresarial y de política académica, de la trasnacional.

A finales de 2000, Sylvan International B.V., filial financiera del Grupo Sylvan con sede y domicilio fiscal en Holanda, adquirió, a través de la firma Sylvan Learning Systems México, S. A. de R.L. de C.V. —creada ex professo para concretar la operación—, 80 por ciento de las acciones comunes de una empresa, denominada Planeación de Sistemas S.A. de C.V. (Plansi), asimismo, establecida para facilitar la relación comercial.

La firma Plansi fue creada conjuntamente por Sylvan y los propietarios de la UVM (Jorge Ortega Martínez y familia) para realizar la operación de compra- venta a través del traslado de acciones. Junto con la propiedad de la universidad, Plansi agregó dos empresas también propiedad de la familia Ortega: el Grupo Educativo Potosino A.C. y Estrategia Educativa y Cultural de Tabasco S.C. Sylvan aportó a Plansi la suma de 42.4 millones de dólares, cantidad equivalente a cuatro quintas partes del capital accionario de la empresa.

Previamente, los representantes de Sylvan y los propietarios de la UVM recabaron la autorización de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, pues la Ley de Inversiones Extranjeras exige tal requisito en el caso de operaciones que superan el límite de 49 por ciento de inversión extranjera directa para el caso de instituciones de educación superior privadas (Fuente: United States Securities and Exchange Commission, Form 10-K, Laureate Education Inc., Fiscal Year 2000, Anexo EX-11.06).

La operación terminó de legalizarse a través de la autorización otorgada por la Comisión Federal de Competencia de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, Secofi (mayo de 2001) a la concentración de las compañías Sylvan de México y Plansi (Expediente CNT-69-2001), y al año siguiente la concentración entre PLANSI, Sylvan y la familia Ortega, Restfo SA. de CV. y Jeom S. A. de C. V. (Expediente CNT-162-2003).

No carece de interés constatar que, formalmente, el capital de la operación descrita provino de la filial holandesa de Sylvan, por lo cual la Secretaría de Economía registró la entrada de 34.02 millones de dólares en el 2000 dentro del rubro de servicios educativos prestados por el sector privado (véase en el portal de la Secretaría de Economía el Reporteador de los Flujos de Inversión Extranjera), como originaria de ese país y no de los Estados Unidos al amparo del Tratado de Libre Comercio, lo que hace notar que la apertura a la inversión extranjera en el sector, en el caso de México, está garantizada fundamentalmente por el contenido y disposiciones de la Ley de Inversiones Extranjeras de 1993, lo que establece y hace derivar la posición de México en el conjunto de negociaciones multilaterales de libre comercio.

Tampoco es irrelevante comprobar que la previsión sobre inversiones extranjeras mayoritarias en el sector educativo fue fácilmente superada en este caso. La comisión respectiva autorizó la operación sin tomar en cuenta ni a la Secretaría de Educación Pública (SEP) —que no forma parte de la misma— ni a otras representaciones potencialmente interesadas, como la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) o la FIMPES. Simplemente negocios.

Crecimiento de la UVM y nuevas operaciones

La UVM contaba a finales de 2000 con 13 establecimientos, de los cuales nueve en el Distrito Federal y área metropolitana y una población escolar que no excedía los 30 mil estudiantes. Seis años y medio después, la red de la Universidad del Valle de México se integra por 29 sedes con una matrícula cercana a los 80 mil estudiantes, lo que hace de ella la segunda universidad privada de México en función del número de establecimientos y de matrícula. La primera es el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), que cuenta con 33 sedes y 90 mil estudiantes pero, como puede notarse, la distancia en estos indicadores ya es muy cercana.

De 2001 a la fecha, la UVM ha establecido sedes en Aguascalientes, Puebla, Toluca, Guadalajara, Saltillo, Torreón, Cuernavaca, Mexicali y Monterrey. Además en 2004 adquirió la Universidad Hispano Mexicana (Estado de México), en 2005, la Universidad del Noroeste, con sedes en Hermosillo y Nogales, y en 2007 la Universidad de Valle de Bravo, con sedes en Reynosa, Nuevo Laredo, Matamoros, Tampico y Ciudad Victoria. Este año, además, se inaugurará una nueva sede, en Guadalajara.

En mayo de 2007, Laureate anunció la adquisición de la Universidad del Desarrollo Institucional (UNIDEP). Esta institución, que cuenta con 29 establecimientos en los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Zacatecas, Aguascalientes y Querétaro y una matrícula conjunta de casi siete mil alumnos, formaba parte del denominado Grupo Soria, propietario hasta 2005 de la Universidad de Noroeste. Si bien la UVM participó en la adquisición de la UNIDEP , hasta la fecha, de su integración como tal en la red institucional de esa universidad.

Finalmente, otra IES mexicana afiliada a la Red Laureate es la Universidad Pro Desarrollo de México S. C., declarada como subsidiaria de Laureate Education Inc., aunque no como parte de las instituciones o sedes de la UVM. Otro dato de interés es la reciente adquisición, por parte de Laureate, de otro 10 por ciento de la UVM , con lo cual alcanzaron 90 por ciento del interés propietario de la universidad mexicana. El precio de compra de esta operación fue de 50.5 millones de dólares y se concretó en diciembre de 2006.

Además de esta importante inyección de liquidez, el notable desempeño económico de la UVM le ha permitido contar con líneas de crédito bancarias para mantener el ritmo de expansión y la consecuente valorización de activos. Según reportes de Laureate, en 2006 la UVM renovó dos líneas de crédito por más de 37 millones de dólares y contrató una nueva línea de crédito por 27.7 millones de dólares. Todo ello representa un soporte económico muy sólido para proseguir la tendencia de crecimiento desarrollada hasta la fecha.

No sólo eso. En los últimos años, la UVM ha emprendido con éxito una estrategia de certificación y reconocimiento académico coherente con las políticas de Laureate en la materia. En 2006, la UVM obtuvo el reconocimiento de excelencia académica para el nivel de licenciatura, que otorga la Secretaría de Educación Pública a las IES privadas de mayor fortaleza académica. En 2007 obtuvo el mismo reconocimiento para sus programas de enseñanza media superior.

Además, la universidad ha solicitado la acreditación de programas de estudio de licenciatura en las agencias reconocidas por el Consejo Nacional para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes). A la fecha cuentan con 29 programas acreditados, cifra que coloca a la UVM como la segunda universidad privada en este renglón, sólo superada por el ITESM.

¿Nubes en el horizonte?

A primera vista el panorama para Laureate y la UVM pinta halagüeño. Tanto el corporativo trasnacional como la institución ¿mexicana? han logrado sortear con éxito los obstáculos y límites de su proyecto.

No obstante puede haber un punto de inflexión en este desarrollo representado por tres posibles eventos. El primero es el inminente cambio de la estructura propietaria del corporativo Laureate, en el cual la UVM no tiene ni voz ni voto ni vela en el entierro, pero podría resultar afectada por decisiones que tome el equipo de relevo en la trasnacional.

El segundo se relaciona con la reforma fiscal propuesta por el Ejecutivo y actualmente en discusión en el Congreso. Indudablemente, la aprobación de la Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU) pondría muy nerviosos a los socios de Laureate si ésta significara el pago de impuestos en México por sus operaciones.

El tercero tiene correspondencia con la posible definición de obligaciones de transparencia, evaluación y rendición de cuentas en el marco de una eventual reforma a la normativa de la educación superior en México. Vale la pena ahondar en estos aspectos para discernir las opciones de futuro de la universidad trasnacional en México. A ello dedicaremos la última parte de este ensayo.


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