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La buena educación
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 111, pp.8 [2005-01-06]
 

Durante el último tercio del año pasado tuve la oportunidad de visitar la escuela Sankt Afra (Sankt Afra Landesgymnasium), situada en la pequeña y hermosa ciudad de Meissen, Sajonia, en lo que hasta antes de la reunificación de octubre de 1990 fue la Alemania del Este, muy cerca de la frontera con la República Checa. Las modernas instalaciones de Sankt Afra se localizan en un lugar idílico: un poblado con sus calles adoquinadas, en lo alto de una pequeña loma junto a un castillo medieval y una catedral gótica, a orillas del río Elba.

Los antecedentes de esta escuela se remontan hasta 1543, cuando fue fundada por el duque de Morritz junto con otras dos escuelas reales. Éstas fueron importantes instituciones durante la reforma del sistema escolar de Sajonia.

Casi dos siglos después, en 1713, ocurrió un cambio importante que permitió a los estudiantes aprender, además del latín y el griego, matemáticas, francés, historia y geografía. Otro hecho importante lo constituyó la creación, en 1875, de la asociación de ex alumnos.

La escuela no pudo quedar al margen de los conflictos bélicos en que incurrió la nación alemanda durante el siglo XX. Así, durante la Primera Guerra Mundial, los alumnos, profesores y autoridades fueron obligados a ir al frente de batalla.

Asimismo, durante los años cuarenta, Sankt Afra pasó a ser una escuela del nacionalsocialismo todavía dominante en Alemania. Durante la posguerra, este establecimiento educativo funcionó como escuela agrícola, entre 1953 y 1991.

No fue sino hasta principios de este nuevo milenio que la escuela se reinauguró, ofreciendo educación secundaria y preparatoria: las nuevas instalaciones comienzan a funcionar en 2001.

El concepto de enseñanza en Sankt Afra se basa en lo que se denomina “el principio generalista”, en el cual al alumno se le ofrece la posibilidad de obtener una educación completa. Las tres columnas sobre las que se apoya la formación de los alumnos son aprender investigando, el compromiso social y la responsabilidad e administrar los propios talentos.

Esto diferencia a Sankt Afra del resto de las escuelas secundarias y preparatorias alemanas que se dedican a impulsar más a los estudiantes orientándolo en direcciones específicas, como pueden ser ciencias naturales, música, idiomas, humanidades, etcétera. (Es lo que algunos llaman “canalización o tracking).

El propósito de St. Afra, por el contrario, es crear un lugar donde los estudiantes que tengan talentos en más de un área puedan encontrar el sitio adecuado para desarrollarlos.

La estructura curricular de St Afra parte de un currículo abierto. Sin dejar de basarse en el plan de estudios de Sajonia, el Ministerio de Educación permite a este centro profundizar en diversos aspectos del currículo.

De los recortes y transformaciones a dicho currículo surgió la división de las asignaturas en Fundamentum y Additum. En el primero se transmiten los conocimientos básicos y se orienta completamente al plan de estudios de Sajonia, para dar a los estudiantes la posibilidad de aprender los siguientes idiomas: inglés, latín, griego, francés, ruso, español, italiano y checo.

El Additum, a su vez, se divide en dos: el Additum 1 ofrece a los estudiantes la posibilidad de profundizar en los aspectos que a ellos les resulten más interesantes de las diferentes asignaturas. Es decir, junto con el profesor, el alumno puede proponer temas a ser trabajados en clase de forma interdisciplinaria.

En este sentido, pueden coincidir varios profesores y tratar el mismo tema desde diferentes disciplinas. Por ejemplo, se pude tomar la Edad Media como tema y manejar la literatura, la música, la pintura, la política y el desarrollo de la ciencia en esa época.

En el Additum II se prepara a los alumnos que quieren participar en concursos de música, ciencias, idiomas o arte. Otro aspecto muy interesante de la propuesta consiste en combinar la vida escolar y el tiempo libre, por eso es que la escuela tiene un internado integrado, el cual pertenece al concepto educativo; es decir, no se puede asistir a St Afra sin vivir en el internado.

A pesar de esto, se evita que todo el tiempo de los alumnos esté dedicado a los estudios. Esto se logra a través de las vacaciones, que ocurren con más frecuencia que en el resto de las escuelas alemanas.

Los alumnos está sujetos a una continua evaluación de su aprendizaje, ya sea mediante exámenes semestrales o trimestrales o con la presentación de trabajos resultado de sus propias investigaciones, así como exposiciones relacionadas con una materia determinada.

El ingreso a St. Afra requiere aprobar un riguroso examen de conocimientos y valoraciones de la madurez y personalidad de los estudiantes. El perfil de los maestros es un asunto crucial y, por eso, todo el personal docente ha demostrado su aptitud para la enseñanza, ya sea por medio de una licenciatura con capacitación pedagógica, el doctorado o el examen estatal que autoriza a ejercer la docencia en centros de enseñanza secundaria o preparatoria.

En lo que se refiere a las cuotas, los alumnos residentes en Sajonia pagan 192 euros mensuales (poco menos de 3 mil pesos); los que no, pagan el doble. Además, existen muchas posibilidades de obtener beca. La escuela es financiada cien por ciento por el Estado.

Lo que los alumnos pagan es una cuota mínima que cubre parcialmente los gastos del internado y la comida. Todo lo relacionado con la escuela (libros, materiales didácticos y de laboratorio, equipo de cómputo, etcétera) es gratuito. St Afra participa en los programas Comeni y Erasmus de la Unión Europea.

Cuando se conocen experiencias educativas como la que aquí, se ha reseñado brevemente, uno se pregunta si en México podrían existir escuelas de este tipo, no sólo en el sistema privado sino en el público.

En ese sentido, es muy pertinente revisar los objetivos sustentados por la Escuela Nacional Preparatoria, como por el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM o los que corresponden al Colegio de Bachilleres o los planteles del nivel medio superior del IPN para darse cuenta que sí existen y desde hace mucho tiempo.

En ellos podría constatarse que se trata de proyectos muy interesantes con propuestas educativas que pretenden ofrecer una educación que desarrollo las capacidades intelectuales, físicas y espirituales de los alumnos.

La gran diferencia estriba en concretar esos altos ideales en acciones cotidianas y ver el progreso real de los estudiantes, y no en instituciones con innumerables carencias y limitaciones que sólo generan fracaso y frustración en profesores y alumnos.


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