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Títulos vemos, orígenes (no siempre) sabemos
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 90, pp.3 [2004-07-22]
 

El más reciente número del boletín del Instituto de Educación Superior de América Latina y el Caribe de la UNESCO (IESALC) contiene un interesante documento emitido por una subcomisión del Senado de Estados Unidos, en el cual se da cuenta de una investigación realizada entre 2001 y 2002 a una de las llamadas “fábricas de títulos y diplomas”, en particular, a aquellas que venden grado universitarios con base en “experiencias de vida” o en trabajos académicos por debajo de los niveles aceptables.

En este caso, el citado centro tiene un nombre no demasiado original, Degrees-R-Us (Los títulos somos nosotros). Para quienes han viajado por la Unión Americana el nombre les sonará familiar, pues se asemeja mucho a Toys-R-Us, la mayor cadena de jugueterías de Estados Unidos. Se trató de una operación encubierta que buscaba demostrar la facilidad con la cual se puede comprar un diploma, así como identificar y entrevistar a varias personas que hubieran comprado títulos de Degress-R-Us para poder determinar si tan cuestionables documentos se habían utilizado para obtener un aumento de ingresos, engañar a sus jefes u obtener cargos públicos de alto nivel.

Como es usual en este tipo de investigaciones, luego de haber identificado a la citada fábrica de títulos y diplomas, una agente encubierta se hizo pasar por una persona interesada en el área de la biología y la tecnología médica. Degrees-R-Us le vendió por mil 500 dólares una licenciatura en biología, una maestría en ciencias con especialidad en tecnología médica y un “servicio de certificación de títulos y diplomas” por un año.

Los grados de licenciatura y maestría fueron otorgados por una fantasmal institución denominada Lexington University, ubicada en un pequeño poblado de Nueva York. Pese a que Degrees-R-Us había solicitado el suministro de nombres y números de teléfono de personas que pudieran proporcionar referencias y avalar la experiencia de la interesada, ninguna de ellas fue contactada.

En cambio, cuando se puso a prueba el servicio de verificación de títulos proporcionado por la fábrica de diplomas en cuestión, una persona confirmó que se habían otorgado a la solicitante los grados referidos.

Otro dato interesante fue que durante la época cuando se llevó a cabo la investigación, la Oficina de Autorizaciones y Verificación de Títulos del Estado de Oregón logró identificar 43 instituciones que funcionaban como fábricas de diplomas o instituciones sin acreditación académica alguna.

Se propuso también hacer una indagación de los motivos para la compra de los títulos y diplomas fraudulentos, lográndose contactar una base de datos con los currícula vitae que contenían títulos de 14 de las 43 fábricas mencionadas.

Con base en el análisis de los currícula y algunas entrevistas, se llegó a la conclusión de que el propósito de la compra de los falsos títulos era obtener beneficios financieros, engañando a sus jefes para ser considerados a puestos de mayor nivel

Las indagatorias lograron llevar hasta el dueño de la multicitada empresa fabricante de los títulos y diplomas, quien resultó ser un abogado expulsado del gremio, residente en Las Vegas, que manejaba el negocio desde su casa a través de internet.

A la fecha de la investigación, el empresario había vendido más de cien títulos y diplomas en un lapso de dos años. Durante la entrevista reveló que había comenzado el negocio, luego de haber visto por televisión un programa sobre la persecución del dueño de un establecimiento similar y decidió que él podría hacerlo mejor.

Sin embargo, habló de los “nobles ideales” de su empresa, pues más que satisfacer las demandas del mercado laboral, argumentó que lo hacía “par elevar la autoestima” de sus clientes. Admitió, demás, que no verificaba las referencias de los solicitantes de sus servicios para comprobar su experiencia laboral, porque asumía que sus clientes “eran personas honestas”.

Los hallazgos y conclusiones de la subcomisión investigadora fueron remitidos a la Comisión Federal de Comercio y al Servicio Postal de Estados Unidos para continuar la indagación.

Por absurda que pueda parecer esta historia, es un ejemplo muy ilustrativo de un negocio por demás fraudulento, que se sigue expandiendo gracias al alcance de los medios electrónicos de información y la falta de regulaciones precisas en la materia.

En éste y en casos similares, conviene la mayor difusión posible para alertar a quienes en la vorágine de la credencialización del mundo actual, buscan en los circuitos no oficiales los instrumentos que les permitan estar dentro de la competencia, cada vez más implacable, del mercado laboral de las profesiones.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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