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Legislar sobre la investigación genómica
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 74 [2004-03-25]
 

Está en curso la creación en México de una nueva institución que se encargará de la regulación, investigación y aplicación médica del conocimiento sobre el genoma humano: el Instituto Nacional de Medicina Genómica. Todavía no es una institución tangible y probablemente su funcionamiento, si es que al final llega a ponerse en marcha, se demore hasta el próximo año, aun cuando los diputados ya dieron su visto bueno y resta ahora que los senadores ratifique o rectifiquen la iniciativa. Sin embargo, su viabilidad y ámbito de competencia en materia de investigación han sido y seguirán siendo motivo de polémica y negociaciones.

La creación del instituto fue aprobada por la Cámara de Diputados el pasado 2 de diciembre, cuando más bien la atención pública y la de los legisladores estaba puesta en la disputa de la fracción parlamentaria del partido Revolucionario Institucional (PRI) por el cambio de su coordinación.

La iniciativa original fue del Partido Acción Nacional (PAN), que presentó el proyecto en mayo de 2002, pero la Comisión de Salud encargada de elaborar el dictamen correspondiente decidió precisar y acotar las funciones del instituto. Por cierto, la comisión está integrada por 30 legisladores, 13 del PRI, diez del PAN, seis del partido de la Revolución Democrática (PRD) y uno del Verde Ecologista; la preside un integrante del PAN.

La comisión en su dictamen añadió a la propuesta que el instituto estaría dedicado a la “regulación, promoción, fomento y práctica de la investigación y aplicación médica del conocimiento sobre el genoma humano” (Diario de los debates, año 1, primer periodo, 2 de diciembre de 2003).

Lo más relevante es que también limitó sus atribuciones: “Realizar estudios e investigaciones clínicas, epidemiológicas, experimentales, de desarrollo tecnológico y básicas en el área de su especialidad para la comprensión, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, rehabilitación de los afectados, así como para promover medidas de salud, y en ningún caso podrán ser sujetos de investigación las células troncales humanas de embriones vivos, o aquellas obtenidas por trasplante nuclear”.

Es decir, el instituto estaría incapacitado de realizar la clonación de células troncales con fines de investigación o terapéuticos, así como intentar algo similar a lo que reportaron el mes anterior investigadores coreanos de la revista Science, quienes por primera vez lograron implantar el núcleo de una célula de una mujer en un óvulo de la misma persona a quien previamente se le había eliminado el núcleo –lo que se llama trasplante o transferencia nuclear.

La aprobación de la iniciativa, pese a algunas argumentaciones en contra, se dio en los mismos términos que se presentó el dictamen correspondiente. Las objeciones derivan de una división de opiniones en torno a la conveniencia de crear o no una nueva institución encargada de la investigación genómica. Quienes se oponen argumentan que no sería necesaria, puesto que ya existen varias instituciones que se encargan de lo mismo y que sería mejor canalizarles los recursos previstos a éstas. Por el contrario, los partidarios de la propuesta destacan la importancia de avanzar en la regulación de este tipo de investigación y, al mismo tiempo, crear una entidad que enfrente los retos en esta materia y concentre los esfuerzos de diferentes instituciones, como la Secretaría de Salud, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Fundación Mexicana para la Salud.

Esta última posición parece justificar, sobre todo porque la creación de una nueva institución podría dar un renovado impulso y un fortalecimiento a la investigación en esta materia, sin que esto signifique el abandono financiero a quienes hoy se ocupan ya de ella.

Por otro lado, la objeción más importante a la iniciativa es la limitación que impone a la investigación con células troncales. Esta limitación deriva de un argumento de esencia religiosa que considera inapropiado la creación o destrucción de un embrión humano. El Colegio de Bioética, integrado por ocho destacados investigadores en el campo de la medicina, es uno de los que han expresado consistentemente su desacuerdo a la limitación. En diciembre pasado, precisamente el día en que los diputados discutían el proyecto, el colegio publicó en diferentes medios un desplegado en el que consideró “totalmente improcedente” prohibir la investigación con fines terapéuticos en células troncales embrionarias.

Sin embargo, los diputados soslayaron esa posición. Recientemente, ante la posibilidad de su discusión en el senado, el colegio reitera su posición y señala que les “parece recomendable” la creación del instituto, pero añade que “no hay justificación alguna para la prohibición de un tipo específico de investigación científica, que representa un hecho insólito en la historia de la legislación en nuestro país”.

El actual periodo ordinario de sesiones en el Senado termina el próximo mes y seguramente en breve se podría discutir la iniciativa turnada por los diputados. El punto, aparte de averiguar cómo procederán los senadores, es que estamos por iniciar la regulación de la clonación y la investigación genómica, pero es una normatividad que tiene implicaciones para el conjunto de la actividad científica. Incluso, otra iniciativa que va a la par y de la que ya nos ocuparemos posteriormente, es la reforma a Ley General de Salud que también discutirán los senadores. Finalmente, lo que llama la atención es que apenas inicia la discusión sobre las bases normativas para la investigación genómica, mientras que en otros países ya reportan los resultados de la clonación de células troncales.


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