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¿Quién abandona la educación media superior?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 69 [2004-02-19]
 

Sí, efectivamente, la deserción del bachillerato en México es de 17.5 por ciento y no de 69 por ciento como destacó hace una par de semanas los resultados de una encuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pero de cualquier forma, a pesar de que la proporción de estudiantes desertores no esta elevada, si existen elementos para preocuparse por la conducción y los resultados de este nivel educativo.

La encuesta de la OCDE (Completing the Foundation for Lifelong Learning: An OCDE Survey of Upper Secondary Schools) fue publicada recientemente y la nota acerca de México causó la confusión sobre el índice de deserción en el bachillerato. Tanto la SEP como la OCDE aclararon las cifras y precisaron que el dato de 69 por ciento se refería a los jóvenes entre los 20 y 24 años que no estudian y cuentan con un nivel de estudios inferior al bachillerato (Boletín SEP, 07/02/2004).

Sin embargo, la encuesta revela otros temas importantes. Fue aplicada originalmente a 17 países miembros de esta organización pero dado que tres no reunieron los requisitos internacionales de muestreo, al final solamente se consideraron 14 (Bélgica, Corea, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Hungría, Irlanda, Italia, México, Noruega, Portugal, Suecia y Suiza). La encuesta se concentró en cuatro áreas: la transición de los estudiantes para el empleo o para su formación posterior, los aspectos organizacionales del egreso educativo, el insumo de recursos humanos y la disponibilidad y utilización de tecnologías de la información y la comunicación.

Algunos de los resultados de la encuesta muestran que el mayor reto para la educación media superior es ofrecer oportunidades de aprendizaje que impulsen tanto la capacidad como el interés de los alumnos. Como ya lo había mostrado el programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de la misma OCDE, los jóvenes de 15 años de edad, independientemente de si están inscritos en secundaria o bachillerato, cuentan con capacidades muy variadas en las áreas de comprensión de lectura, matemáticas y ciencia. En la presentación de los resultados de PISA el año anterior, como se recordará, México ocupó las últimas posiciones en el ranking del conjunto de países de la OCDE, aunque se situó por encima de Brasil, Chile y Argentina.

La reciente encuesta muestra que la selección y agrupación de estudiantes en el bachillerato es uno de los factores relevantes para acentuar o moderar las diferencias de desempeño de los jóvenes de 15 años. A este respecto, resaltan Bélgica, Hungría y México como los países más selectivos en sus procesos de admisión y en el otro extremo están Irlanda, Portugal y España; aunque la organización destaca que este indicador debe ser interpretado con cuidado, puesto que no es claro que una mayor o menor selectividad sea mejor o peor para la equidad de este nivel educativo. Este es un aspecto clave en el caso de la educación media superior en México.

Las cifras recientes indican que 3.3 millones de jóvenes en edad de cursar la educación media superior asisten a la escuela. Lo grave es que esta cantidad de estudiantes entre los 16 y 18 años, apenas representan la mitad del total de jóvenes de este grupo de edad en el país. Es decir, alrededor de tres millones de jóvenes que podrían cursar el bachillerato están fuera de la escuela. Desde luego, las proporciones de exclusión son variables de acuerdo con los estados. El DF es la entidad con mayor cobertura, puesto que ocho de cada diez jóvenes del grupo de edad tienen acceso. Por el contrario, entidades como Michoacán, Guerrero o Puebla solamente cuatro de cada diez jóvenes asisten a la escuela.

La educación media en México se ofrece en tres modalidades: bachillerato general, bachillerato tecnológico y profesional técnica. La primera opción concentra a 60 por ciento de los estudiantes y aunque en términos absolutos se ha incrementado de forma importante –pasó de 1.3 a 2.1 millones de estudiantes en la misma participación relativa a lo largo del periodo. El bachillerato tecnológico actualmente reúne a 29 por ciento; aumentó nueve puntos porcentuales su participación relativa en el mismo periodo. Por su parte, la modalidad profesional técnica pasó de 18 por ciento a 11 por ciento en el mismo periodo. Esto es, las tendencias muestran una concentración en el bachillerato general, modalidad que permite y prepara para estudios posteriores y una disminución notable en la de profesional técnico.

El gobierno federal se propuso cumplir para 2002 un programa de renovación curricular, otro de formación y actualización de profesores, el establecimiento de los consejos de vinculación y de evaluación y la creación de una Coordinación General de la Educación Media Superior. Los primeros programas se vienen poniendo en marcha desde los años noventa, pero todavía no se aprecia un cambio significativo (el Tercer Informa de Gobierno reporta que se han revisado 14 programas del bachillerato tecnológico). El Consejo Consultivo y el de Evaluación no se han instalado; al menos públicamente no se conocen.

Por su parte, la Coordinación General fu incluida como parte del Reglamente interior de la SEP, casi al finalizar el plazo para cumplir la meta, en diciembre de 2002 (DOF 19/12/2002). Pero hasta ahí llegó. Una instancia que tendría la encomienda, precisamente, de coordinar las políticas para este nivel educativo que se encuentran dispersas en las diferentes subsecretarías de la SEP. Después de casi un año, apenas fue nombrado el responsable de la Coordinación en diciembre pasado (Boletín SEP, 16/12/2003). En el organigrama, la oficina quedó adscrita al secretario, al igual que la de Educación Intercultural Bilingüe o la Atención Ciudadana, pero no está claro como se articulará con las respectivas instancias para la educación media que funcionan en las dos subsecretarías de SEP (la de Educación Superior e Investigación Científica y de Investigación Tecnológica). ¿Cuánto esperaremos para averiguarlo? La proporción de alumnos que abandonan la educación media superior no esta alta como se presumía, pero lo que más preocupa es la demora en atender los problemas de este nivel educativo.


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