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Acuerdos y desacuerdos por el modelo
Javier Mendoza Rojas
Campus Milenio Núm 34 [2003-05-29]
 

En la XXI Sesión Oridnaria del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines de la ANUIES celebrada en ciudad del Carmen los días23 y 24 de mayo, se presentó un informe sobre las opiniones externadas en cinco reuniones regionales en las que se realizó un detallado análisis del modelo de asignación del subsidio a las instituciones públicas de educación superior que se ha venido construyendo en el seno del CUPIA desde 1998.

La propuesta de este modelo se fundamenta en cuatro principios generales y se orienta por un conjunto de lineamientos que han sido aprobados por los rectores, con excepción del correspondiente al papel que juega la investigación en las institucionespúblicas de educación superior, así como la consideración de la difusión de la cultura.

El primer principio es el fortalecimiento de la autonomía de las universidades, esto es, se propone que una vez que la institución reciba la asignación finanaciera correspondiente, de acuerdo con los criterios del nuevo modelo, ésta tenga absoluta libertad para usar los recursos en consideración a sus prioridades institucionales; también se tiene el principio de objetividad: se busca, con la determinación de un conjunto de variables susceptibles de medirse objetivamente, adoptar criterios claros y comprobables que permitan a las instituciones planear sus actividades, definir sus metas y valorar sus resultados.

Otros dos principios son los de transparencia y equidad: con el primero se pretende que los criterios de asignación sean ampliamente conocidos por todos y con el segundo que se utilicen los mismos criterios para la distribución de recursos, excluyendo la posibilidad de que en el cálculo de los recursos que se asignen a una institución, se introduzcan criterios diferentes a los que se establecen en el modelo.

Hasta ahora, se han aceptado por la asamblea del CUPIA cinco lineamientos para la construcción del modelo de asignación: ser simple, sencillo, de fácil operación y comprensión para todos los involucrados a fin de evitar confusiones o interpretaciones erróneas en su aplicación; estar basado en distintas variables (las más relevantes) a fin de evitar distorsiones que generan los modelos basados en una sola variable; estar sustentado en criterios de desempeño institucional con el objeto de reconocer el mejoramiento de las funciones sustantivas de las universidades; implantario de manera gradual con el fin de que se pueda inducir un proceso de mejora en todas las instituciones, particularmente en aquellas que no han logrado un desempeño aceptable en alguna de sus áreas, y acordar con el gobierno federal el establecimiento de programas de fomento para asegurar que el nuevo esquema de financiamiento opere bajo principios de equidad.

Cabe señalar que ya en la Sesión de CUPIA celebrada en mayo de 2000, aprobó en lo general el modelo, sustentado en los principios, lineamientos, criterios e indicadores entonces presentados, mismos que se referían a la función de docencia. Entre los criterios se aprobó calcular el costo por alumno de manera diferenciada por grado educativo (no cuesta lo mismo un estudiante de bacillerato, uno de licenciatura, uno de maestría o uno de doctorado); también diferenciar el costo por alumno de acuerdo con el programa de estudios que cursa (no cuesta lo mismo un alumno de Derecho que un alumno de Medicina o de Física); una tercera diferenciación fue reconocer la existencia de costos diferentes de las distintas etapas en que los alumnos cursan los planes de estudio (no cuesta lo mismo un alumno de nuevo ingreso que un alumno de último año de la carrera).

Se aceptó también que el modelo para la asignación del subsidio a la docencia considerara factores de calidad, como son la proporcion de programas acreditados por un organismo reconocido por el COPAES o reconocidos por los CIEES por su buena calidad, y la proporción de programas en el Padrón Nacional de Posgrado.

Dos de los puntos del modelo que han llevado a una amplia discusión y sobre los cuales no existe consenso, es la fórmula a aplicar para el financiamiento a la investigación (si debe estar asociada o no a la fórmula para el financiamento a la docencia, lo que se deriva de concebir a la investigación universitaria como medio para la docencia, o bien como una actividad que tiene un fin en sí mismo) y la consideración o no en el modelo de la función de difusión de la cultura y de la conservación del patrimonio de la nación a cargo de algunas universidades.

En la reunión de CUPIA de ciudad del Carmen se presentó, como señalé, un informe de los resultados de las reuniones regionales en las que se conocieron los resultados de la sorrida numérica en las universidades. Fueron ricas las aportaciones y sugerencias de las regiones y éstas se dieron a conocer al pleno de los rectores. En el desahogo de este punto en ningún momento se pretendió someter a la asamblea la aprobación del modelo, tal como un diario de circulación nacional lo dio a entender al afirmar erróneamente que CUPIA lo rechazó. No hubo ni rechazo ni aprobación, puesto lo que sí se solicitó a la asamblea fue que acordara la estrategia para la continuación de los trabajos correspondientes. Tras una rica discusión se ratificó la voluntad de CUPIA de contar por parte de la ANUIES con un nuevo modelo de distribución del subsidio para las instituciones públicas de educación superior, por lo cual se ampliará la comisión de financiamiento con representantes de dos regiones (Noreste y Sur-Sureste). Además, se acordó proponer a las autoridades de la SEP que la Comisión de Financiamiento y el Consejo Nacional de la ANUIES trabajen conjuntamente para analizar el modelo de asignación del subsidio en el marco de las políticas de financiamiento de la educación superior.

En conclusión: existe voluntad de los rectores y directores de las universidades públicas e instituciones afines de contar con un nuevo modelo de asignación del subsidio bajo los principios y lineamientos señalados; también visualizan la necesidad de discutir un nuevo esquema de asignación con las autoridades de la SEP y, en su casó, de la SHCP; sostienen que un nuevo modelo, o en su caso varios modelos, deben ser lo suficientemente flexibles para dar cabida a los distintos perfiles e instituciones (no es lo mismo una universidad que un centro de investigación) y a las particularidades de algunas instituciones como la UNAM que tiene a su cargo resguardo de patrimonio de la nación.

Un último comentario: lo que se ha estado discutiendo hasta ahora es un esquema para la asignación del subsidio a las universidades. Gran parte de la confusión radica en querer encontrar alcances en este instrumento que en sí mismo no puede tener. Como se ha insistido en CUPIA, el modelo no resuelve el problema del monto de la asignación de recursos que requiere la educación superior pública, y el que toca a la distribución de la responsabilidad de financiar la educación superior entre el nivel federal y el estatal. Esto es materia que, si bien relacionada con el modelo de asignación, requiere otro tratamiento. No se puede pretender que el complejo problema del financiamiento de la educación superior se resuelva con un solo instrumento de política.


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