MOTOR DE BÚSQUEDA PARA ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

Autor  Periódico  Año 
Mostrar Introducción

Pilac: cooperación científica y tecnológica en América Latina
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 409 [2011-03-31]
 

Uno de los principales acuerdos de la reciente reunión de titulares de ministerios de ciencia y tecnología de la región fue impulsar la iniciativa Políticas de Innovación en Latinoamérica y el Caribe (Pilac). Se trata fundamentalmente, según los participantes en el encuentro, de un mecanismo de diálogo para coordinar políticas sectoriales en el cual participaran expertos en políticas de innovación. Todavía no están disponibles los documentos oficiales, pero sorprende la escasa continuidad formal de este tipo de foros.

El encuentro reciente, celebrado del 23 al 25 de este mes en Guanajuato, México, con la coordinación del Conacyt, congregó a representantes de 19 países de la región y se denominó Segunda Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Ciencia y Tecnología de América Latina y el Caribe (Boletín Conacyt, 31/03/11).

Los encuentros de ministros son apoyados por la Organización de los Estados Americanos (OEA), particularmente por el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI), que incluye las secciones y departamentos correspondientes del organismo. El respaldo es para elaborar de forma preliminar el documento de declaración oficial que se emitirá, su consecuente plan de acción y parte de la logística de la reunión.

De acuerdo con la sistematización realizada por la OEA, a la fecha se han realizado dos reuniones de ministros de la región en materia de ciencia y tecnología, la primera fue en Lima, Perú, en noviembre de 2004, y la segunda en la Ciudad de México en octubre de 2008.

Lo sorprendente es que, como ya lo mencionamos, la reciente reunión de Guanajuato fue denominada Segunda Reunión de Ministros. Pero, en todo caso, sería la tercera. Incluso, es posible que más bien sea la cuarta, porque el año pasado se realizó otra más en Buenos Aires, Argentina, en noviembre.

En última instancia, carece de importancia cuántos encuentros se han celebrado o si son respaldados o no por la OEA, lo relevante son los acuerdos que se han firmado y las acciones que se han emprendido. La idea de emitir declaraciones al concluir las reuniones y elaborar el correspondiente plan de acción no solamente es para que los suscriban los ministros, sino también para que los acuerdos formen parte de la agenda de las Cumbres de las Américas. En estas últimas se reúnen los jefes de Estado y de gobierno del hemisferio y se supone que llevar los asuntos científicos y tecnológicos a estas cumbres le otorga mayor relevancia y factibilidad a las iniciativas conjuntas. Aunque, en realidad, hasta ahora el mecanismo ha sido poco fructífero.

Por ejemplo, la Declaración de México de 2008 incluía alrededor de 25 acciones organizadas en tres rubros: a) políticas públicas para el desarrollo integral, donde se incluían acciones como la formulación e implementación de políticas nacionales sectoriales plenamente integradas a las políticas económicas y sociales; b) para la gestión sostenible de los recursos naturales se proponía el desarrollo de la biotecnología y la bioseguridad, lo mismo que fomentar la cooperación regional e internacional en materia de biotecnología y fuentes de energía renovables y no renovables, y c) para elevar la productividad, se comprometían acciones como fortalecer el vínculo entre empresas e instituciones académicas, promoción de la “cultura emprendedora para el desarrollo de nuevos negocios” o el fomento a la certificación y acreditación de carreras de ingeniería. Desafortunadamente, en los dos años anteriores, pocas acciones se pusieron en marcha y la cooperación fue escasa.

En la Declaración de Buenos Aires, firmada por 17 autoridades ministeriales en noviembre de 2010, incluyó cinco compromisos relativamente generales. Por ejemplo, uno de ellos planteó desarrollar políticas para conectar la ciencia y la tecnología con la innovación, así como promover una mayor inversión privada en el desarrollo de las actividades; otro fue el fomento a la cooperación y al desarrollo de acciones conjuntas.

Es posible que el origen de la confusión sobre el número de las reuniones ministeriales que se han celebrado hasta ahora, provenga del encuentro de Buenos Aires, porque ahí se asentó, como último compromiso, la integración de una comisión de seguimiento para disponer de un plan de acción y una agenda estratégica a “ser discutida durante la Segunda Reunión Ministerial a realizarse en la ciudad de Guanajuato, México, los días 17 y 18 de marzo de 2011”.

La reunión entonces mencionada, como ahora es claro, se realizó una semana después de lo previsto y no era la segunda si no la tercera. El acuerdo principal fue impulsar la iniciativa Pilac y no hubo plan de acción, su discusión se trasladó para un siguiente encuentro a celebrarse en Río de Janeiro, Brasil, en marzo del año próximo.

La iniciativa Pilac es todavía una promesa, aunque hay expresiones de seis países de la región por tratar de encabezar su coordinación, México y Brasil entre ellos. Veremos si se transforma en acción y si persiste la confusión.


Instituto de Investigaciones Económicas
Seminario de Educación Superior
TEL: 56650210, FAX: 56230116
webmaster@ses.unam.mx
Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

Free Blog Counter