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Actualidad de la ciencia en América Latina
Armando Alcántara Santuario
Campus Milenio Núm 403, pp.13 [2011-02-17]
 

Cada cinco años la unesco publica un reporte para examinar el estado que guardan las actividades científicas alrededor del mundo. En el prólogo a la edición 2010 (unesco Science Report 2010. The Current Status of Science around the World), Irina Bokova, directora general de este organismo internacional, destaca una serie de aspectos que describen la situación de la ciencia en el ámbito mundial. Así, mientras las disparidades entre países y regiones siguen siendo enormes, la proliferación de información digital y de tecnologías de la información está modificando el escenario global. Hacer accesible la información codificada en el planeta está teniendo un efecto dramático en la creación, acumulación y difusión de conocimientos, en tanto que, al mismo tiempo, se ofrecen plataformas especializadas para que las comunidades científicas desarrollen redes cada vez más amplias en el ámbito global.

Asimismo, Bokova destaca que la distribución de los esfuerzos en investigación y desarrollo (I+D) entre el Norte y el Sur ha cambiado con la emergencia de nuevos actores en la economía global. De esta forma, la imagen de un mundo bipolar en el que la ciencia y la tecnología (CyT) eran dominados por una triada formada por la Unión Europea, Japón y Estados Unidos, está cediendo paso a un planeta multipolar con un número cada vez mayor de centros de investigación públicos y privados desplegados a lo largo del Norte y del Sur. Países como Corea del Sur, Brasil, China e India están creando un ambiente global más competitivo, al desarrollar sus capacidades en las esferas industrial, científica y tecnológica. Una consecuencia es la mayor competencia entre países para atraer científicos del exterior y tratar de retener o repatriar a los mejores investigadores que viven en el extranjero.

Se observa también que el financiamiento para las actividades de I+D se sigue expandiendo globalmente, como resultado del creciente reconocimiento de los gobiernos del mundo a la importancia crucial de la ciencia para el desarrollo socioeconómico. Los países que más han avanzado en los años recientes han sido aquellos que han adoptado políticas para promover la ciencia, la tecnología y la innovación. Si bien África aún continúa detrás de muchos otros países, algunos de esa región muestran signos importantes de progreso en esas materias.

Sin embargo, el reporte en cuestión también muestra las persistentes disparidades entre países y la contribución marginal de las naciones menos desarrolladas a la llamada “ciencia global”. Dicha situación reclama una mayor participación de todos los actores involucrados para que esos países inviertan más en ciencia, con el fin de que ésta pueda concretar su potencial como palanca principal del desarrollo.

En opinión de la directora general de la unesco, ésta es una tarea crítica que implica movilizar las políticas científicas hacia la construcción de las capacidades humanas e institucionales, necesarias para superar la brecha del conocimiento y fortalecer a los países en desarrollo en la construcción de sus capacidades en investigación científica, con el objetivo de enfrentar los desafíos nacionales y globales. Existe, entonces, un imperativo moral para hacer la ciencia global más inclusiva.

En este contexto global en el que conviven, por un lado, un desarrollo más dinámico que nunca de la ciencia, la tecnología y la innovación, y, por el otro, disparidades todavía muy grandes, el panorama latinoamericano es abordado en un capítulo especial por Mario Albornoz, Mariano Matos y Claudio Alfaraz. Estos autores analizan, en primer lugar, la situación estructural de las naciones que integran la región, y señalan que la reciente crisis mundial afectó a los países con distinta intensidad.

Para las mayores economías (Brasil, México y Argentina), los efectos fueron relativamente moderados. Un factor que atenuó dichos efectos fue la producción de materias primas en el sector agrícola y de energéticos como el petróleo y el etanol (sobre todo en Brasil). Sin embargo, en el ámbito regional persisten graves disparidades que siguen haciendo de América Latina la región más desigual del planeta. Se siguen observando procesos de segmentación de la población en razón de los crecientes niveles de pobreza, el desempleo también continúa incrementándose, sobre todo entre los jóvenes. Ello demuestra que la equidad aún no ha sido alcanzada, a pesar de haber sido un objetivo fijado por los gobiernos desde hace muchos años. Los centros de investigación más importantes se hallan concentrados en las grandes ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro, Buenos Aires y la Ciudad de México.

Otro gran problema es el de la heterogeneidad de la región latinoamericana, tanto entre los países como en el interior de ellos. Ochenta por ciento del PIB regional se concentra en sólo cinco países (Brasil, México, Argentina, Venezuela y Colombia). Por ello, los autores señalan la necesidad de que las naciones de América Latina exploren nuevas formas de desarrollo con el fin de generar mayor riqueza y distribuirla de una manera más efectiva. Las nuevas estrategias de desarrollo tienen que valorar también la disposición de recursos, entre los que el conocimiento habrá de ser crucial. Asimismo, la ciencia, la tecnología y la innovación deberán jugar un papel cada vez más importante en alcanzar mayor desarrollo e igualdad.

Después de analizar diversos indicadores de desarrollo científico, tecnológico y de innovación, los autores concluyen que si bien algunos países latinoamericanos alcanzaron importantes avances en materia de CyT durante los años setenta, éstos se vieron frustrados en las décadas posteriores por la rigidez de las políticas económicas liberales. Fue sólo hasta inicios del presente siglo que se dieron las condiciones propicias para un crecimiento notable de dichas actividades. Ello se debió a la estabilidad económica y política, la expansión de los mercados internos, la demanda controlada de energía, el crecimiento en la demanda mundial de alimentos y el aumento de precio de algunas commodities. Además, algunas naciones pudieron implementar políticas para favorecer la innovación y crear una nueva generación de políticas de desarrollo.

No obstante, a pesar de los avances logrados, la ya mencionada crisis de desempleo ha exacerbado la pobreza en la región. Existe, según los autores, una dolorosa tensión entre la demanda por mejores salarios y la protección de los puestos de trabajo. Incluso Brasil, con sus notables niveles de crecimiento y reducción de la pobreza en porcentajes significativos de su población, no escapa a la difícil situación social que prevalece en los grupos más vulnerables. Finalmente, sigue siendo el sector académico el actor más dinámico en la creación de sistemas de innovación. No han podido establecerse con éxito nuevas políticas industriales y tecnológicas en la mayoría de los países. En consecuencia, el conocimiento localmente producido es subutilizado por los sectores productivos que aún lo demandan en poca escala. Esto sigue dando como resultado una falta de articulación entre el proceso de innovación y el conocimiento académico. Dicha situación es contraria a la ocurrida en Asia, donde las economías se han beneficiado del conocimiento producido en otras partes, para compensar la falta de un sector académico bien desarrollado.


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